Padres críticos: 10 signos de que tuviste una crianza muy dura

Unos padres muy críticos pueden haber sembrado muchas inseguridades en nosotros mismos, estos son algunos signos de que tuviste una crianza muy dura, según un psicólogo licenciado que se especializa en terapia cognitiva conductual consciente

Padres críticos

Las críticas frecuentes a una edad temprana pueden dificultar el saber que eres capaz de lograr las cosas que te propongas. Crédito: Shutterstock

La manera en la que nuestros padres nos criaron afecta de gran manera en cómo somos y cómo nos relacionamos como adultos. Unos padres muy críticos pueden haber sembrado muchas inseguridades en nosotros mismos, estos son algunos signos de que tuviste una crianza muy dura.

“Los padres quieren lo mejor para sus hijos”, “Luego me lo agradecerás, cuando tengas tus propios hijos”, “¿así me pagas todo lo que he hecho por ti”, y “lo hacemos porque te amamos”, son algunas de las frases más comunes que pronuncian los padres estrictos y críticos.

La verdad es que no podríamos decir que lo hacen con mala intención. sino por desconocimiento. Cada persona trata de ser y proveer en la paternidad aquello que le faltó o las cosas que le afectaron de una u otra manera cuando crecían.


Recibe gratis todas las noticias en tu correo

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias! Ya estás suscrito a nuestro newsletter

Finalmente, con el mayor cariño del mundo terminan por hacer mucho daño. El doctor Seth J. Gillihan, psicólogo licenciado que se especializa en terapia cognitiva conductual consciente explicó en su columna para Psychology Today que crecer con un padre muy crítico puede tener efectos duraderos.

Gillihan señaló 10 signos se basan en estudios de investigación, así como en sus observaciones como psicoterapeuta, sobre padres muy críticos.

1- Te cuesta confiar en ti mismo/a: las críticas frecuentes a una edad temprana pueden dificultar el saber que eres capaz de lograr las cosas que te propongas.

2- Te cuesta asumir desafíos: seguramente te sientes muy cómodo/a dentro de tu zona de confort y prefieres no tomar riesgos.

3- Te cuesta recuperarte de los errores porque te reprochas el hecho de haberte arriesgado y salirte de los que era seguro para ti. Lo sientes como una confirmación de tus defectos.

4- Tiendes al perfeccionismo: no está mal fijarte en los detalles, pero llegar al punto de ser perfeccionista puede enfermarte de estrés. Tus esfuerzos por ser perfecto no están motivados por el orgullo de tu trabajo, sino por el miedo a equivocarte y revelar tu insuficiencia.

5- Es difícil para ti tomar decisiones, elegir entre cosas cotidianas es complicado, porque estás evitando a toda costa cometer errores.

6- Pides disculpas por todo: cuando tus amigos te dicen que no tienes que decir “lo siento” todo el tiempo, incluso podrías disculparte por haberte disculpado.

7- Te pones a la defensiva: aprendiste a estar muy atento a posibles ataques para poder protegerte de tus papás. Eso hace que tus amigos o tu pareja se enojen contigo por “siempre tomar las cosas de la manera equivocada”.

8- No tomas los cumplidos: Cuando alguien te dice algo amable, encuentras una manera de desviarlo, a menudo con una autocrítica.

9- Padeces ansiedad social: es posible que te preocupe avergonzarte en el trabajo, hacer algo humillante en público o parecer incómodo en las conversaciones.

10- Te has vuelto tu primer crítico: la voz de tus padres ya no está afuera, sino adentro de ti, porque la internalizaste.

También te puede interesar:



En esta nota

salud mental
Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain