Por qué las personas recuperadas de COVID-19 tienen mayor riesgo de sufrir coágulos de sangre

La producción anormal de coágulos de sangre en el organismo se ha convertido en materia de preocupación para quienes ya enfermaron de COVID-19 y para quienes han recibido ciertas vacunas como la de Johnson & Johnson

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Se siguen conociendo consecuencias a largo plazo de la infección por COVID-19. / Foto: Pixabay

La coagulación es un proceso natural del organismo para evitar la pérdida de sangre luego de sufrir alguna lesión, pero producir coágulos de manera anormal puede causar serios problemas de salud e incluso la muerte. Una investigación reciente ha encontrado que las personas recuperadas de COVID-19 tienen un mayor riesgo de sufrir coágulos de sangre, información que suma a la preocupación de que ciertas vacunas alteran la coagulación del cuerpo.


Mucho cuidado

+ Estos son los síntomas de un coágulo de sangre que no debes ignorar

Para el organismo, combatir cualquier tipo de infección representa una estimulación del sistema inmunológico que usará sus recursos para que el cuerpo logre un estado de equilibrio. Algunas infecciones, como la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, son capaces de alterar gravemente el funcionamiento del sistema inmune. Cuando esto ocurre, las consecuencias pueden ser variadas.

Un estudio de la Facultad de Medicina Lee Kong Chian en Singapur ha encontrado que las personas que ya han sufrido COVID-19 son más susceptibles a desarrollar coágulos de sangre debido a una “respuesta inmune prolongada e hiperactiva”. El riesgo es aún mayor para quienes ya presentaban afecciones cardiovasculares anteriores como la hipertensión.

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Los investigación analizó muestras de sangre de pacientes 30 días después de que se recuperaran de COVID-19 y obtuvieron el alta hospitalaria: todos los pacientes mostraron signos de daño en los vasos sanguíneos, incluso ya recuperados. Además mostraban el doble de la cantidad normal de células endoteliales circulantes, que son las células que recubren los vasos sanguíneos y que se habían desprendido de vasos sanguíneos dañados.


Los expertos encontraron que, aún cuando ya no había presencia del virus en los pacientes, su sistema inmunológico seguía produciendo altos niveles de citocinas y de células T, encargadas de combatir los virus. Esta condición, que es una señal de que el sistema inmunológico se mantiene activo a pesar de que la infección ya pasó, puede dañar los vasos sanguíneos de los pacientes recuperados y aumentar su riesgo de formar coágulos.

Los coágulos pueden desencadenar cuadros de trombosis, es decir, cuando se forman dentro de una vena, una arteria o incluso dentro del corazón; o bien, casos de embolias, cuando los coágulos viajan de un lugar del cuerpo a otro y bloque total o parcialmente el flujo de sangre. Estas condiciones pueden aumentar el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia orgánica cuando los coágulos bloquean el flujo sanguíneo de los órganos del cuerpo.

Coágulos causados por la vacuna de Johnson & Johnson

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) solicitaron hacer una pausa en la aplicación de la vacuna contra el COVID-19 de Johnson & Johnson luego de que seis mujeres de entre 18 y 48 años de edad que recibieron este medicamento desarrollaron coágulos de sangre dentro de las dos semanas posteriores.

Hasta el momento, unos siete millones de personas en Estados Unidos han recibido la vacuna de Johnson & Johnson y, aunque estos casos parecen ser raros, las autoridades federales de salud decidieron solicitar la detención de la administración de la vacuna como una medida de precaución.


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