Qué es el “verano sexual” y cómo sobrevivir a esta temporada de “sequía” de intimidad

El sexo es una necesidad del cuerpo humano, sobre todo después que lo experimenta por primera vez

Cómo sobrevivir al 'verano sexual'.

El 'verano sexual' puede causar frustración, tristeza e incluso depresión. En algunos casos afecta el cuerpo, siendo más propenso a hipertensión o diabetes.

Fácilmente, podrías pensar que el ‘verano sexual’ es una temporada del año en la que te encuentras sexualmente muy activo, pero en realidad es todo lo contrario. Se refiere al hecho de no tener relaciones físicas durante un tiempo prolongado (tal vez superior a tres meses), pero no por decisión personal, sino por simples circunstancias, es decir, no se te da la oportunidad.

Y la palabra ‘verano’ no hace alusión a la estación del año, sino al periodo de “sequía” (sexual) en la que te encuentras. Tanto hombres como mujeres pueden atravesar por esta mala racha íntima, que puede causar frustración, tristeza e incluso depresión. Aunque te parezca insólito, hay parejas estables que también atraviesan por un ‘verano sexual’, lo cual es gravísimo para la relación.

Si estás sin pareja, tampoco es una situación que debes llevar al extremo, porque nadie se ha muerto por no tener relaciones sexuales. Incluso, hay historias románticas donde la mujer es católica, el hombre es cristiano, y no pueden (o no deben) tener intimidad, sino permanecer en abstinencia hasta el matrimonio. Pero para esos escenarios hay preparaciones mentales.


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¿Y cómo sobrevivir al ‘verano sexual’?

Aclarado el punto de que no vas a morirte por no tener relaciones sexuales, también debes entender que las hormonas como los estrógenos son claves para algunos funcionamientos de tu cuerpo. Según los expertos, dejar de segregarlas afecta tu estado de ánimo y motivación, generando irritabilidad, ansiedad e insomnio.

Cuando no hay sexualidad, también eres más propenso a sufrir desequilibrios hormonales, problemas cardiovasculares y otras afecciones como diabetes e hipertensión.

En el caso de las mujeres, un ‘verano sexual’ prolongado puede llevarte a una atrofia urogenital, que consiste en el adelgazamiento, resequedad e inflamación de las paredes vaginales, todo esto por la falta de segregación de estrógenos.

Entonces, lo primero que debes entender es que esta mala racha no tiene nada que ver con tener pareja o no. Es evidente que, en una relación estable, hay más probabilidades de sostener relaciones sexuales, pero tu cuerpo no está pidiendo amor, está pidiendo orgasmos.

3 maneras de combatir el ‘verano sexual’:


La masturbación

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El camino más fácil y rápido para llegar al orgasmo es la masturbación, a través de tu autocomplacencia. Si estás atravesando por un ‘verano sexual’, ten por seguro que masturbarte cada vez que lo necesites (o te provoque) va a resetear ese reloj de “sequía”.

Los hombres tienen menos tabú en esta práctica, y en el caso de las mujeres, debes saber que la masturbación femenina puede mejorar significativamente tu vida sexual.


Los amigos "con derecho"

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Cuando se trata de tener una relación, la idea de los amigos “con derecho” puede resultar peligroso, por aquello de involucrar sentimientos y torcer el plan inicial. Sin embargo, ese “derecho” a tener intimidad es una solución directa a cualquier ‘verano sexual’.


El sexo casual

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Es prácticamente el mismo caso de los amigos con derecho, pero quítale la palabra “amigos”. El sexo casual implica que salgas en grupo, conozcas a alguien que te parezca atractivo y, si la noche juega a tu favor, podrías terminar teniendo uno de los mejores episodios sexuales de tu vida.

Tampoco significa que sea esa misma noche, pero conocer gente nueva sin intenciones de llegar a una relación eleva tus probabilidades de salir del ‘verano sexual’. Las únicas dos condiciones, para tu salud física y mental, es que haya comodidad y protección.

En algún momento de la vida, absolutamente todos pueden atravesar por un ‘verano sexual’. Si sientes que esta etapa se prolonga más de lo debido, abre tu mente y resuélvelo según tus posibilidades. Cuando tu cuerpo pide orgasmos, es como si pidiera comida, agua y además recursos para vivir.


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