6 hábitos con la comida que debes evitar si ya cumpliste 30 años, según experta en nutrición

Sí, eres un ser humano con antojos y eso es completamente normal. Pero cuidado con excederte bajo el concepto de “consentirte”, porque podrías ahogarte en calorías.

Es cierto que hay teorías sobre el momento de la vida en que el metabolismo desciende su velocidad, pero no retes a tu organismo a que procese más alimentos de los que deberías ofrecerle.

Aquello de romper la dieta tiene sus estrategias, además de que existen snacks saludables con los que puedes complacer antojos. Sin embargo, consentirte de vez en cuando no es algo que deba preocuparte.

De acuerdo a la doctora Johna Burdeos, los refrescos y otras bebidas azucaradas “muestran una fuerte asociación con el aumento de peso y un mayor riesgo de enfermedad”.

Esto no significa que no puedas añadirle dos cucharaditas de azúcar al café o quizás a una limonada, pero lo correcto es que después de los 30 comiences a alejarte gradualmente de cosas dulces.

¿Te has preguntado alguna vez si es saludable comer mientras miras la televisión? A este tipo de hábitos se le conoce como “comer sin pensar”, porque mientras llevas alimentos a tu boca, tu mente está complemente distraida en otra cosa.

Lo mismo ocurre cuando comes bajo estrés o apresuradamente, por lo que tu estómago y mente estarán desconectados al momento de la comida y al cabo de poco tiempo volverás a sentir hambre.

“Practica la alimentación consciente ”, recomienda la nutricionista. “Elimine todas las distracciones y esté presente con su comida. Coma despacio. Disfrútela”, reitera.

Cuando tienes 19 o 20 años, dependiendo de la condición de salud, es más llevadero saltarse una comida y desquitarte en unas cuantas horas. Sin embargo, después de los 30 tu alimentación no genera los mismos resultados.

Al saltarte las comidas, “esto le dice a la parte primitiva de tu cerebro que entre en modo de supervivencia, lo que reduce su metabolismo y hace que el cuerpo se aferre a cada caloría”.

Si caes en este hábito con frecuencia terminarás ganando peso adicional.

Esto va conectado con el hábito de “consentirte demasiado”, porque reprimir excesivamente los antojos representa el otro extremo.

La nutricionista Johna Burdeos aconseja darte el permiso para saciar un antojo, ya que “cuando te vuelves demasiado estricto y tratas de suprimir los antojos, te excederás más adelante”.

Así como no es conveniente saltarte las comidas, tampoco es recomendable que improvises. Esto significa que, por cuestión de tiempo y u otra razón, acabas almorzando un cereal con leche, un par de frutas o quizás cenaste dos rebanadas de pizza que reposaban en tu refrigerado hace tres días.

También ocurre que por el exceso de estrés y apuro en la rutina, desayunas un hot dog callejero o quizás compras una de esas sopas instantáneas repletas de sodio.

“La calidad de la dieta es algo que predico; se necesita conocimiento y tiempo para tomar mejores decisiones”, afirma la doctora Burdeos.

No se trata de que apliques todos estos hábitos como si se tratase de una guía de vida, no, lo ideal es que los conscientices y los conviertas en parte de tu alimentación. No son normativas, sino recomendaciones para que te sientas más saludable en tu físico y en lo psicológico.