Cuáles son las diferencias entre la Gripe A y un resfriado común de invierno
Los síntomas de la gripe A tienden a ser más graves que los de la gripe común
La gripe A y la gripe común, también conocida como gripe estacional, son enfermedades respiratorias infecciosas causadas por diferentes tipos de virus de la influenza.
A pesar de tener síntomas similares, existen varias diferencias clave entre ambos tipos de gripe, por lo que es importante saber reconocerlos.
El virus de la influenza se clasifica en tres tipos principales: A, B y C, y la gripe A es causada por el virus de tipo A, conocida por su capacidad de afectar a humanos y a pájaros y cerdos.
Este tipo de gripe tiene un mayor potencial pandémico debido a su capacidad para experimentar cambios en su estructura antigénica.
Por otro lado, la gripe común se refiere a infecciones causadas tanto por los virus de la influenza A como B, en un contexto estacional como el que estamos viviendo estos días en España.
Los virus de tipo B infectan exclusivamente a seres humanos y suelen tener un impacto menor en comparación con el virus A, aunque también pueden causar epidemias.
Los síntomas de la gripe A y el resfriado común
En cuanto a los síntomas, ambas gripes presentan cuadros clínicos similares, que incluyen fiebre, tos, dolor de garganta, dolores musculares, fatiga y malestar general.
Los síntomas de la gripe A tienden a ser más severos y de aparición más súbita que los de la gripe común.
Para prevenir la gripe A está la vacunación anual como herramienta efectiva. Las vacunas se formulan cada año para proteger contra los virus de la influenza que estará afectando en esa temporada.
Además, el lavado frecuente de manos, el uso de pañuelos al toser o estornudar y evitar el contacto cercano con personas infectadas son otras de las medidas que podemos llevar a cabo para prevenir el contagio.
El tratamiento para ambos tipos de gripe generalmente implica cuidados como la hidratación y el reposo.
También se pueden emplear medicamentos antivirales, que son más efectivos si se administran en las primeras 48 horas tras la aparición de síntomas y pueden disminuir la duración de la enfermedad.
Las poblaciones en riesgo por cualquiera de las dos gripes incluyen a adultos mayores, niños pequeños, mujeres embarazadas y personas con sistemas inmunológicos debilitados o enfermedades crónicas.
En estos grupos, la gripe puede derivar en neumonía, bronquitis, sinusitis y otras infecciones respiratorias graves.
Por todo ello, es fundamental la vigilancia epidemiológica para la detección temprana de casos de gripe A, especialmente cuando surgen nuevos subtipos capaces de ocasionar pandemias.
Las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), juegan un papel crucial en la monitorización ante brotes significativos.
Dado que en la última semana que terminó el 30 de diciembre, hubo aproximadamente 35.000 personas ingresadas en el hospital con COVID-19 y más de 20.000 pacientes ingresados con gripe.
Los médicos dicen que no hay nada fuera de lo común en el rinovirus de este año 2024, ni en ningún otro virus, que circula.
Sin embargo, lo que ha cambiado son las precauciones que la gente está tomando (o, más exactamente, no tomando) en esta etapa de la pandemia.
“No es que los virus sean diferentes o más graves, pero nuestros cuerpos no han visto muchos de estos virus en mucho tiempo”, le dice a Yahoo Life la Dra. Theresa Fiorito.
La Asociación Estadounidense de Hospitales, se refiere al aumento de intensidad en los síntomas de la gripe, como la “deuda de inmunidad” o “ brecha de inmunidad ”.
Según lo que reseña el organismo, algunos expertos sugieren que la sociedad tiene una deuda de inmunidad porque el sistema inmunológico no ha sido “desafiado” lo suficiente después de varios años de precauciones contra el COVID-19.
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