El duelo ante una muerte repentina y trágica es mucho más difícil que el de una anticipada: cómo se elabora
La muerte anticipada te deja entrar en una etapa de preparación previa, mientras que la repentina y trágica deja "deudas" pendientes, emociones desconcertantes
En las muertes repentinas o trágicas se producen culpas, arrepentimientos y otro tipo de emociones más difíciles de procesar. Crédito: Shutterstock
Aunque no se busca menospreciar el dolor, la muerte repentina y trágica de un ser querido produce un impacto mayor. Esto hace que el duelo sea más difícil y más duro, a diferencia de una pérdida anticipada, ya que se desencadenan emociones diferentes.
El psicoterapeuta venezolano Carlos Fraga, conductor del programa La vida es hoy y Fraga, en buena onda, explica en uno de sus episodios en qué consisten las 5 etapas del duelo. Y la primera que describe es el ‘shock’, una fase mucho más recurrente ante una muerte repentina.
“Hay quienes entran en shock un par de días, a algunos les dura unos minutos, pero a otros les puede durar toda la vida. Se quedan en shock”, explicó.
Por su parte, el portal Mental Help apunta que la pérdida anticipada de un familiar, un amigo e incluso una mascota permite entrar en una etapa de preparación que es muy beneficiosa para el posterior manejo de las emociones. “Planificando formas de minimizar el impacto negativo de la muerte después que ocurra, como para despedirnos”, apunta el sitio web.
Sin embargo, en una muerte trágica quedan “deudas” pendientes. Por ejemplo: problemas en la relación que no se resolvieron, culpas, un perdón que nunca llegó o cuál fue la última interacción que hubo con esa persona que murió repentinamente, lo cual podría dejar un profundo desconsuelo si fue un momento de emociones negativas.
El suicidio y asesinato es la muerte repentina más dura de sobrellevar en el duelo
Si bien los accidentes también son difíciles, una cirugía que se complica o un tratamiento que no da resultado, las personas suelen procesar este tipo de emociones con mayor sabiduría. Incluso, algunos se refugian en frases como “ha sido la voluntad de Dios” o “se hizo todo lo posible por salvarle”.
Pero en los asesinatos el desconsuelo es mayor, porque no solo es la muerte trágica de un ser querido, sino el sentir que alguien te ha arrebatado a esa persona.
En el caso del suicidio, expone Mental Help, esta pérdida repentina despierta emociones muy diferentes, negativas y desconcertantes. “Generalmente produce sentimientos de ira, así como culpa y arrepentimiento por no haber reconocido los signos de depresión, desesperanza u otras señales de advertencia de comportamiento suicida“.
Es importante destacar que el duelo es un proceso que no te lleva a superar una muerte repentina o anticipada, sino a recuperar el equilibrio de tus emociones. Con el pasar del tiempo aprendes a vivir con ese dolor, dejando una herida sentimental muy sensible y que provoca transformaciones personales.
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