La depresión eleva el riesgo de coágulos sanguíneos: estudio

Un análisis a 119,000 personas con depresión o ansiedad reveló un vínculo entre la salud mental y los coágulos sanguíneos, que aumentan el riesgo de trombosis

La depresión y ansiedad provocan estados de estrés que podrían llevar al desarrollo de coágulos sanguíneos.

La depresión y ansiedad provocan estados de estrés que podrían llevar al desarrollo de coágulos sanguíneos. Crédito: Shutterstock

Una reciente investigación científica asocia la posibilidad de sufrir coágulos sanguíneos potencialmente peligrosos, debido al hecho de padecer trastornos psicológicos como la depresión y ansiedad. Anteriormente, descubrieron que la infección por COVID-19 aumentaba el riesgo hasta 33 veces.

Pero no es la primera vez que la salud mental es relacionada con el desarrollo de coágulos, lo que a su vez eleva el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP).

La trombosis se produce cuando un coágulo de sangre se forma en una vena profunda, generalmente en las piernas. Este coágulo impide el flujo sanguíneo normal y aumenta la presión en las venas.

Incluso, un coágulo es capaz de desprenderse y viajar hasta los pulmones, provocando complicaciones respiratorias que podrían causar la muerte, señalan expertos.

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¿Pero qué tiene que ver la depresión y ansiedad con la formación de coágulos?

La doctora Rachel Rosovsky, directora de investigación sobre trombosis en la División de Hematología del Hospital General de Massachusetts y autora principal del estudio publicado en el American Journal of Hematology, afirma que todo surgió a través de sus pacientes.

“Cuando me di cuenta de la asociación entre la ansiedad y la depresión a largo plazo y los coágulos sanguíneos, comencé a pensar si esas afecciones podrían afectar el riesgo de coágulos”, dice la especialista.

Para dar con el vínculo, la investigadora y su equipo analizaron datos de unas 119,000 personas con depresión o ansiedad (algunos tenían ambas afecciones). Mediciones de la actividad cerebral relacionada con el estrés, a través de tomografías.

En este sentido, compararon la actividad de la amígdala, una región del cerebro que procesa y responde a las amenazas potenciales, con la de la corteza prefrontal ventromedial, que ayuda a controlar las respuestas emocionales.

Asimismo, midieron la proteína C reactiva de alta sensibilidad, que determina la inflamación y variabilidad de la frecuencia cardiaca. Mientras mayor sea esta, el cuerpo podría enfrentar mejor las situaciones que generan estrés.

Durante el seguimiento, de 3.6 años, cerca de 1,780 participantes experimentaron trombosis venosa profunda (TVP). Quienes padecían ansiedad o depresión presentaban un 48% más de probabilidades de sufrir el cuadro clínico, en comparación con quienes estaban sanos en su salud mental.


La información contenida en este artículo es solo para fines educativos e informativos y no pretende ser un consejo médico o de salud. Siempre consulte a un médico u otro proveedor de salud calificado con respecto a cualquier pregunta que pueda tener sobre una condición médica u objetivos de salud.

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