Hongos mágicos podrían convertirse en una herramienta para tratar la depresión
Un estudio reveló que la sustancia que se encuentra en los llamados "hongos mágicos" permitiría cambiar los patrones cerebrales
La psilocibina forma parte de un grupo de drogas que podrían beneficiar en el tratamiento para las personas con depresión.
Según el Intituto Nacional sobre el Abuso de Drogras en Estados Unidos (NIH), los hongos mágicos o psilocibina son conocidos por sus propiedades «psicodélicas o alucinógenos».
Y tienen el potencial de cambiar el sentido de la realidad de una persona, llevándola a ver, oír y sentir cosas que no están sucediendo en la vida real, o a experimentar la realidad de una manera diferente.
Los resultados de un ensayo clínico de fase II indican que la psilocibina, una sustancia química alucinógena que se encuentra en ciertas setas del género Psiloybe, puede beneficiar a las personas con cáncer y depresión grave.
Los participantes en el ensayo tratados con psilocibina no sólo experimentaron una disminución de los síntomas depresivos.
Así también hablaron muy bien de la terapia cuando fueron entrevistados al final del ensayo, según publican los autores en línea en ‘Cancer’, la revista de la Sociedad Americana del Cáncer.
¿En qué consiste terapia asistida con psilocibina?
En la actualidad, la psilocibina está clasificada como droga de la Lista I (sin uso médico aceptado y con un alto potencial de abuso) y no está aprobada por la FDA para su uso clínico.
Sin embargo, múltiples ensayos controlados aleatorios han demostrado la seguridad y eficacia potencial de la terapia asistida con psilocibina -que combina psilocibina con apoyo psicológico de terapeutas entrenados– para tratar el trastorno depresivo mayor.
Resultados de la investigación
En citado estudio abierto con adultos que tenían un padecimiento de cáncer y depresión grave participaron 30 personas de Sunstone Therapies en Rockville, Estados Unidos.
Todos recibieron una dosis única de 25 mg de psilocibina sintetizada, además de una sesión individual con un terapeuta y apoyo terapéutico en grupo.
Los participantes tenían una depresión de moderada a grave al inicio del estudio.
Tras ocho semanas de tratamiento, el doctor Agrawal y sus colegas observaron que las puntuaciones de gravedad de la depresión de los pacientes descendieron una media de 19,1 puntos, una magnitud que indicaría que la mayoría ya no sufría depresión.
Además, el 80% de los participantes experimentó una respuesta sostenida al tratamiento, y el 50% mostró una remisión completa de los síntomas depresivos al cabo de una semana, que se mantuvo durante ocho semanas.
Los efectos secundarios relacionados con el tratamiento, como las náuseas y el dolor de cabeza, fueron en general leves.
«Como oncólogo durante muchos años, experimenté la frustración de no poder ofrecer una atención oncológica que tratara a la persona en su totalidad, no sólo el tumor», señaló Agrawal.
Agrawal también es autor principal de un segundo estudio dirigido por Yvan Beaussant, del Instituto Oncológico Dana-Farber, que recogió las opiniones de los pacientes del ensayo durante las entrevistas de salida.
Los participantes describieron experiencias en general positivas. En cuanto a la seguridad, señalaron que formar parte del grupo calmaba sus miedos y aumentaba su sensación de preparación para participar en la terapia.
Por lo que se refiere a la eficacia terapéutica, consideraron que estar conectados al grupo profundizó y enriqueció su experiencia, contribuyendo en última instancia a su experiencia de autotrascendencia y compasión mutua.
El acompañamiento y estructura fue esencial para la terapia con psilocibina
Asimismo, se observó que el uso de sesiones individuales y de grupo apoyaba la terapia de diferentes maneras.
Por ejemplo, la aplicación de sesiones individuales y de grupo permitió que la terapia siguiera siendo un proceso introspectivo íntimo al tiempo que le añadía una sensación de «unión».
«Como médico hematólogo y de cuidados paliativos e investigador, fue profundamente conmovedor y alentador presenciar la magnitud de la mejora de los participantes y la profundidad de su viaje de curación tras su participación en el ensayo», dijo el doctor Beaussant.
Quién asegura que los participantes expresaron sentimientos positivos sobre su experiencia con la terapia asistida con psilocibina, a la vez que enfatizaron la importancia del entorno estructurado y de apoyo en el que tuvo lugar.
A través de este ensayo muchos describieron un impacto transformador continuo en sus vidas y bienestar más de dos meses después de haber recibido psilocibina, sintiéndose mejor equipados para afrontar el cáncer y, para algunos, el final de la vida.
Antes de implementar esta intervención en la práctica clínica, los estudios adicionales deben incluir un mayor número de pacientes, junto con un brazo de control para comparar sus efectos con otros tratamientos o placebo, concluyen los autores.