Diario de un padre primerizo: quiero cambiar de pediatra, ¿Es conveniente?
En esta sección quiero contarte todas mis experiencias como papá primerizo, empatizar contigo, ofrecerte consejos que voy aprendiendo y contarte los errores que llegué a cometer
¡Hola, hola! ¡Papá primerizo! ¿Cómo te va en la crianza de tu primer bebé? ¿Ya lo llevaste a su consulta pediátrica? Aquí te dejo mis recomendaciones más sinceras para elegir un buen pediatra. Sin embargo, es normal que en el camino sientas la necesidad de cambiar, porque no te ha convencido, quieres una segunda opinión o simplemente tienes un «no sé qué» en la cabeza.
Pero lo más cierto que voy a decirte en este artículo es que estás en TODO TU DERECHO de hacerlo. Quizás quieras cambiar la marca de los pañales, que mamá cambie de la lactancia exclusiva a la leche de fórmula, más adelante cambiarlo de guardería, en fin, la crianza también implica constantes cambios y ningún pediatra es indispensable.
Recuerdo que tras la primera consulta pediátrica de mi hijo, salimos maravillados. El doctor era un «sabelotodo», una eminencia, hasta lo comparé con un «superman» para los niños. Incluso nos ayudó a saber por qué el bebé tenía un tono de piel amarillento. Pero después de un mes… algo pasó.
Mi esposa y yo comenzamos a dudar un poco en los métodos, notamos que no tenía conexión con el bebé, prácticamente ni lo tocaba y ese «feeling» del inicio, apoyado por sus vastos conocimientos (porque no se le resta mérito), simplemente había desaparecido.
Entonces, frente a ese escenario, por supuesto que es conveniente que cambies de pediatra. Yo particularmente lo recomiendo y de seguro será lo mejor para tu hijo.
Qué esperar de un segundo pediatra
En primer lugar, que el cambio no implique gastar mucho más dinero del que ya venías comprometiendo para las consultas, porque ese detalle podría obligarte a renunciar a la idea. Recuerda también que siempre es recomendable que el pediatra atienda en una clínica cercana a tu hogar, para cualquier emergencia que se presente.
Y en segundo lugar, lo que estamos buscando es que ese nuevo pediatra llene los vacíos que dejó el anterior. Esto fue lo que precisamente me pasó a mí.
Este otro médico, una mujer, por cierto (el otro era un hombre), se conectó de forma increíble tanto con el bebé como con mi esposa. Incluso llegó a sacarle los gases en el consultorio, demostrando que no solo es una doctora, sino una amiga profesional que te está dando sus mejores consejos.
No fue radical con la lactancia exclusiva, sino que ofreció un sincero «hazlo hasta donde puedas». Nos ofreció tips para dormir, qué hacer si el bebé no quiere estar en la cuna, le recetó unas gotas pediátricas de ácido fólico, lo midió, lo pesó y hasta le cantó. Francamente… nos enamoró.
Es normal que los pediatras se critiquen los métodos entre ellos
Prepárate para el hecho de que tu nuevo pediatra critique los métodos que empleaba el anterior. Además de que es normal, la diferencia en este caso (y así lo sentimos) es que sus argumentos para cuestionar el trabajo de su colega fueron muy convincentes.
En realidad no omitió muchas opiniones al respecto, pero sus gestos lo decían todo. Honestamente, a mí me sirvió para darme cuenta de que tomamos la decisión correcta y de que cambiar de pediatra no es algo descabellado, sino necesario cuando sientes que debes hacerlo.
Difícil sería que el pediatra se la pase criticando al anterior durante toda la consulta, que te cuente anécdotas secretas del gremio, que suelte chismes o que te pregunte con cierto desagrado quién te lo había recomendado. ¡Cuidado con ese tipo de personalidades!
En definitiva, cambiar de pediatra forma parte del maravilloso proceso y deberías sentirte orgullo de haber dado el paso en busca de lo mejor para tu bebé. Cuando se es papá primerizo, soltarle la mano a un profesional es muy complicado, así que felicidades, porque eres un padre valiente.
Desde la sección de comentarios, comparte con nosotros y otros lectores cómo fue tu experiencia como padre primerizo, al cargar a tu bebé recién nacido. También te invitamos a ofrecer más consejos y anécdotas.
¡Ya regreso, mi hijo soltó un buche!
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