Aguantar las ganas de orinar: consecuencias durante en el embarazo

Estando embarazada puedes querer ir a vaciar la vejiga más seguido, pero por una u otra razón no lo haces

Aguantar las ganas de orinar embarazo

Si sientes necesidad de orinar que no desaparece, una sensación de ardor al orinar, micción frecuente, pequeñas cantidades de orina, orina turbia o descolorida y dolor pélvico, es necesario acudir al médico para recibir un tratamiento con antibióticos. Crédito: Pexels

¿Estás embarazada y sientes que la capacidad de tu vejiga se redujo? Sí, puede ser molesto, pero la presencia del feto en tu organismo le resta espacio a los demás órganos. Te decimos por qué nunca deberías aguantar las ganas de orinar estando embarazada.

Si bien esta puede ser una costumbre adquirida socialmente o limitada geográficamente, no es lo mejor para tu salud, ni la de tu bebé.

Cuando estamos en el colegio, nos enseñan que deberíamos aprovechar los recesos para ir a hacer nuestras necesidades fisiológicas; en la universidad, algunos profesores pueden molestarse si los interrumpen o distraen con las salidas del aula; en el trabajo podemos sentirnos obligados a terminar ciertas tareas antes de decidir ir al baño e incluso en reuniones sentimos que está mal ir a vaciar la vejiga muy frecuentemente; e incluso en ocasiones puedes no tener un baño, justo cuando lo necesitas.


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Previamente, hemos escrito sobre cómo este mal hábito o mala suerte de manera recurrente podría traer más consecuencias negativas para tu salud de las que creerías, incluso a largo plazo.

A esta situación, se suma el pequeño detalle de que estando embarazada puedes querer ir a vaciar la vejiga más seguido, pero por una u otra razón no lo haces. Este comportamiento tiene consecuencias que no te afectan solo a ti.

La infección renal como una amenaza a la salud del bebé durante el embarazo

Pero, ¿cómo afecta el embarazo a tus hábitos de orinar? De muchas maneras.

Durante el período de gestación, la madre segrega la hormona de la progesterona para que haya un efecto de relajación muscular. Relaja los músculos de las vías que conectan la vejiga y los riñones, uréteres, dilatándolos y provocando que el flujo de orina se haga más lento.

Lo que hace que la orina tarde más tiempo en atravesar las vías urinarias. En consecuencia, eleva el riesgo de que las bacterias se reproduzcan y actúen.

Asimismo, esta misma hormona hace que se relajen los músculos de la vejiga, con lo cual es más difícil vaciarla por completo y se eleva el riesgo de reflujo de la orina, lo que puede provocar vuelva a subir hacia los riñones.

Y como si no fuera poco el pH cambia, se vuelve menos ácida y más propensa a contener glucosa, elevando así el riesgo de proliferación de bacterias.

En síntesis, si ya es fácil tener una infección del tracto urinario siendo mujer, eres aún más vulnerable estando embarazada.

Esta serie de cambios en el organismo que produce el embarazo puede elevar el riesgo de padecer una infección renal o pielonefritis, un tipo de infección de las vías urinarias que puede comenzar en el conducto por donde sale la orina del cuerpo (uretra) o en la vejiga, así como también propagarse a uno o ambos riñones.

Se trata de una de las complicaciones graves más comunes durante el embarazo. Su riesgo está en la posibilidad que existe de que la infección se extienda a la sangre, lo que resultaría extremadamente peligroso tanto para la madre como para el feto.

Lo más escalofriante es que muchas de las mujeres que la padecen no presentan síntomas. Esto se conoce como bacteriuria asintomática. Por eso son tan importantes los controles prenatales que dan seguimiento a la orina.

Riesgos para el bebé si tengo una infección urinaria complicada durante el embarazo

Entonces, si aguantas mucho las ganas de ir al baño de manera frecuente durante la gestación, sumas otro factor de riesgo para esta enfermedad que puede traer como consecuencia:

Tener un parto prematuro y contracciones prematuras

Retardar el crecimiento intrauterino

Eleva el riesgo de que se rompan las membranas del útero

Muerte fetal

Mayor riesgo de que el bebé nazca con bajo peso y con anemia

Si sientes necesidad de orinar que no desaparece, una sensación de ardor al orinar, micción frecuente, pequeñas cantidades de orina, orina turbia o descolorida y dolor pélvico, es necesario acudir al médico para recibir un tratamiento con antibióticos que sea seguro para la madre y para el feto.

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