Embarazo después de haber tenido trastornos alimentarios: 9 cosas que debes saber

La doctora y profesora asistente de neurociencia en la Facultad de Medicina Mount Sinai, Nicole Avena, afirmó que efectivamente las personas que previamente se recuperaron de un trastorno alimentario pueden experimentar una recaída en el embarazo

Embarazo después de haber tenido trastornos alimentarios

Tu cuerpo está cambiando porque está produciendo vida, apegarse a este paradigma puede hacerte caer en cuenta que se trata de un proceso que es temporal y que traerá al mundo a tu descendencia. Crédito: Pexels

Para las mujeres que han enfrentado algún trastorno alimentario, el hecho de quedar embarazada puede ser un hito que traiga nuevamente problemas con su salud mental y patrones de alimentación. Te decimos 9 cosas que deberías saber.

Los desórdenes alimenticios son potencialmente mortales, así que cualquier mujer que pueda contar su historia, es una vencedora. No obstante, también pueden dejar secuelas de por vida en los pacientes, así como vulnerabilidad para otras etapas de la vida.

Es más usual que se manifiesten en la adolescencia y los primeros años de la adultez, aunque pueden aparecer a otras edades. Principalmente, se trata de fijar excesivamente la atención en el peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas.

Lamentablemente, al tratarse de un problema psicológico, el diagnóstico a menudo se lleva a cabo cuando ya es tarde. Pero en el momento de asumir la labor de maternidad, puede ser bastante útil reconocer este antecedente como un potencial peligro para la madre y su bebé en gestación.

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Los comentarios de la sociedad hacia la mujer embarazada parecieran estar cargados de buenas intenciones y benevolencia, pero tienen un problema de raíz: la mayoría se enfoca en el aspecto y en especial, el peso de la mujer.

Para alguien con una relación sana con su cuerpo pueden parecer graciosos e insignificantes, pero para una persona que ha tenido dificultades al lidiar con su peso y con trastornos alimentarios pueden ser realmente devastadores.

“Ahora puedes comer lo que quieras y salirte con la tuya”, “vaya, realmente te estás haciendo grande”, “qué panzota”, entre otros son algunos de los comentarios que puedes escuchar y lamentar.

1. No estás sola

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nutrients, hasta el 7.5% de las mujeres embarazadas tienen un trastorno alimentario, como anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón y trastorno por evitación restrictiva de la ingesta de alimentos.

La doctora y profesora asistente de neurociencia en la Facultad de Medicina Mount Sinai, Nicole Avena, afirmó a Parents que efectivamente las personas que previamente se recuperaron de un trastorno alimentario pueden experimentar una recaída en el embarazo.

2. Te enfrentarás a expectativas irreales torno al peso y la imagen corporal de las embarazadas

La sociedad, los medios de comunicación y las redes sociales son un espacio maravilloso para conseguir información útil y entretenimiento. Sin embargo, son un arma de doble filo.

Las expectativas y percepciones sociales en torno al peso y la imagen corporal antes, durante y después del embarazo son irreales. Así como la de los “cuerpos perfectos” para las mujeres.

Ten presente que ambos extremos son perjudiciales. Es decir, si no aumentas una cierta cantidad de libras durante el embarazo, estás en riesgo de desarrollar complicaciones durante el parto o el desarrollo del bebé y aumentar demasiado de peso también conlleva complicaciones.


3. Las repercusiones de los trastornos alimentarios afectan tanto a la madre como al bebé

La doctora Avena expuso que un trastorno alimentario durante el embarazo pone en riesgo a la madre y al bebé.

Las embarazadas con un trastorno alimentario corren un mayor riesgo de sufrir un aborto espontáneo, un parto prematuro, o circunferencia de la cabeza pequeña y dificultad para amamantar.

Adicionalmente, podría provocar restricción del crecimiento fetal, bajo peso al nacer y microcefalia.

4. Es importante reconocer tus sentimientos

La médico naturópata autorizada con sede en Toronto, Alexandra Sisam, reconoció al medio que es muy normal que el embarazo te provoque no sentirte bien en un cuerpo que está cambiando y que está fuera de control.

Para ello, recomendó a las embarazadas que luchan con pensamientos de trastornos alimentarios que verbalicen sus emociones en voz alta o las escriban.

5. Intenta cambiar tu perspectiva

Tu cuerpo está cambiando porque está produciendo vida, apegarse a este paradigma puede hacerte caer en cuenta que se trata de un proceso que es temporal y que traerá al mundo a tu descendencia.

Asimismo, puedes convencerte de que los nutrientes adicionales que estás ingiriendo durante el embarazo son para el bebé.

6. Puedes hablar con el equipo médico respecto a ser pesada en báscula

La obstetra y ginecólogo del Hospital Mount Sinai de Toronto, Lindsay Shirreff, explicó que se pueden hacer adaptaciones para una persona embarazada con antecedentes de trastornos alimentarios.

En otras palabras, te pueden pesar “a ciegas”, sin compartirte el número que marcó la báscula y no hablar de estos datos en absoluto, a menos que representen una preocupación.

7. Busca formas saludables de afrontar la situación

Los expertos sugirieron la respiración profunda con el abdomen, los estiramientos ligeros, el yoga y la meditación como herramientas que permitan que nuestro sistema nervioso se ralentice, entre en un estado de calma y ayude a que la situación sea más manejable.

8. Ir a terapia es una opción

Si te preocupa que los trastornos alimentarios se prolonguen durante el embarazo y deseas apoyo profesional, busca ayuda.

Lo mejor es hacerlo antes de quedar embarazada, pero si no fue posible con antelación, coordinar sesiones de terapia durante la gestación también es factible y puede ser una gran herramienta.

9. Encuentra una red de apoyo

El apoyo de sus seres queridos también es fundamental para una persona embarazada que está pasando estos momentos difíciles.

La Dra. Avena dice que los familiares y amigos pueden ayudar respetando los límites saludables, incluido evitar comentarios sobre el peso o lo que debería comer una persona embarazada.

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