Cómo medir la porosidad de tu cabello con un sencillo truco
La porosidad es la capacidad de tu cabello para absorber y retener la humedad, algo que está determinado por la condición de la cutícula
¿Sabes qué tipo de cabello tienes? Esta pregunta se responde con mucho más que decir “seco” o “graso”. La porosidad de tu cabello también es una característica importante a la hora de seleccionar productos y tratamientos que te beneficien, te decimos cómo medirlo con un sencillo truco.
Cada una de las hebras de tu cabello es como tu cara que tiene poros o también como una esponja, de esas que tienes en la cocina y que absorben el agua.
Precisamente por allí va su definición, la porosidad se entiende como la capacidad de tu cabello para absorber y retener la humedad, algo que está determinado por la condición de la cutícula, es decir, la capa externa protectora de su cabello que está formada por células superpuestas.
Si bien tiene una gran componente genético, también la cutícula de tu cabello se puede ver afectada por los tratamientos de calor, procesos químicos e incluso la exposición al sol o los rayos UV.
Entonces, si hay diferencias entre las cutículas del cabello, también hay diferentes productos o tratamientos que te pueden ayudar o pasar desapercibidos y tendrás que tenerlo en cuenta, así como consideras tu tipo de piel y objetivos a la hora de comprar skincare.
Para saber tu nivel de porosidad en el cabello solo necesitas un vaso con agua. Es necesario que tu cabello esté recién lavado y seco, sin ningún producto, porque pueden alterar los resultados.
Cepilla tu cabello y corta un pedazo de una pulgada de largo aproximadamente y ponlo sobre el agua del bazo. No debes hundirlo, o menearlo, sólo dejarmo ahí.
Transcurridos cinco minutos, ubica la posición de tu hebra de cabello. Si está en el tope, significa que tienes una porosidad baja; si está a la mitad, es porosidad media; si está hasta el fondo, es porosidad alta.
Ahora sí, tienes mayor información para elegir productos que sean adecuados para tu tipo de cabello y plantearte objetivos de cuidado realistas.
Los hábitos que desarrollamos para el cuidado del cabello no tienen que consistir en la aplicación de mil y un mascarillas, ampollas, sueros y aceites, sino de productos cuidadosamente seleccionados y aplicados de la manera correcta, de acuerdo con las características propias de cada quien.
Lo mejor es que si tienes alguna afección del cuero cabelludo que deseas tratar, te asesores primero con un médico especialista en Dermatología que pueda darte la guía que requieres de manera particular.
Si no lo haces así, puedes cometer muchos errores y gastar mucho más dinero del equivalente a una consulta con un especialista, ya que caes en las manos del marketing, que busca vender cual sea el nuevo producto que saque al mercado.
Recuerda que la industria cosmética invierte miles de millones en mercadotecnia y resulta difícil escapar de esos tentáculos.
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