“No sé si quiero tener hijos”: 3 preguntas que debes hacerte para averiguarlo
“No sé si quiero tener hijos”, expresan cada vez más personas alrededor del mundo
“Un niño llena la casa de felicidad”, sí, seguro que sí, para quien lo desea y está dispuesto/a a enfrentar la otra cara de la moneda, no tan bonita, como son las noches sin sueño y los gastos consecuentes, por solo mencionar dos de muchos otros factores. Crédito: Shutterstock
“No sé si quiero tener hijos”, expresan cada vez más personas alrededor del mundo, en medio de inflación, pandemia, cambio climático y demás. Tomar esta decisión es una que te acompañará para toda la vida (cosa que para muchos, yo incluída, puede ser realmente aterrador).
Los comentarios familiares de tías, madres y abuelas seguramente pueden ser algo como “Tienes que casarte para poder tener hijos”, “tienes que tener hijos pronto, porque luego es un riesgo”, “¿Aún no has conseguido novio? Se te va a pasar el bus”, “ya se casaron, y ahora ¿qué esperan para tener un bebé?”.
Dichos cuestionamientos pueden ser sofocantes y prejuiciosos, porque la mayoría de las veces no se orientan a preguntar si realmente lo deseas. Si realmente quieres ser mamá o papá, con todo lo que esos títulos implican.
“Un niño llena la casa de felicidad”, sí, seguro que sí, para quien lo desea y está dispuesto/a a enfrentar la otra cara de la moneda, no tan bonita, como son las noches sin sueño y los gastos consecuentes, por solo mencionar dos de muchos otros factores.
Las generaciones millennials y centennials tienen una tendencia a elegir cada vez menos la maternidad y paternidad. ¿La razón? Simplemente no quieren cumplir ese rol.
La encuesta del Pew Research Center encontró que el 44% de los que no son padres de 18 a 49 años de edad dicen que “no es muy probable que tengan hijos algún día”.
La cifra del 44% es un aumento de 7 puntos porcentuales de personas que no son padres con este punto de vista desde que se realizó la encuesta en 2018.
Mark Travers, un doctor en Psicología de la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado Boulder, enumeró en su columna a Psychology Today 3 preguntas que debes hacerte para averiguar si la paternidad o maternidad es para ti:
¿Qué tan bien me conozco?
1
A la hora de tener un bebé es muy necesario conocer tus fortalezas y debilidades fisiológicas, emocionales y mentales, porque tener hijos causa angustia aguda a los nuevos padres, que puede persistir durante meses después del parto.
Dichos estrés puede poner a los padres en riesgo de desarrollar trastornos de salud mental, por lo que saber qué tan bien te conoces es fundamental.
“No tiene que averiguar las respuestas a todas estas preguntas antes de convertirse en padre, pero sentar las bases puede hacer que su transición a la paternidad sea mucho más fácil”, dice el experto.
¿Estoy preparado para que la vida se vuelva desordenada?
2
Esos rasgos que encuentran valiosos dentro de tu perfil profesional, como ser perfeccionista y ordenado, puede distar mucho de la vida como padre o madre.
Travers advirtió que si esperas la perfección de ti mismo como padre, es muy probable que esperes la perfección de tu hijo.
“La mala noticia es que los perfeccionistas pueden ser algunas de las personas más infelices que conocemos, susceptibles a la depresión, la ansiedad y otros problemas psicológicos”, expresó el doctor en salud mental.
¿Veo el mundo como un mal lugar?
3
Los niños absorben como esponjas las creencias de sus padres durante el desarrollo. Sembrar en ellos las semillas de lo que los investigadores llaman una “creencia negativa en el mundo primario” diciéndoles que el mundo es intrínsecamente un lugar oscuro e injusto puede resultar contraproducente en gran medida para este adulto en potencia.
De hecho, las personas que ven el mundo como un lugar peligroso y predeterminado muestran una mayor susceptibilidad a la depresión y la ideación suicida.
“Es posible que incluso necesite consultar con un terapeuta para que lo ayude a navegar y deconstruir este tipo de pensamientos antes de embarcarse en la tarea de ser papá”, indicó.
Ten en cuenta que las respuestas que te des a estas preguntas no son definitivas para el resto de tu vida. Tus anhelos, metas, deseos, situación emocional y económica pueden variar y hacerte cambiar de opinión.
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