Estar despierto después de la medianoche sería malo para tu cerebro: por qué

Estar despierto después de la medianoche conlleva a una desregulación que toma la forma de una mayor negatividad emocional, un pensamiento excesivo problemático, un sistema de recompensa que funciona mal y conduce a comer en exceso, entre otros

estar despierto a medianoche

Al estar en vigilia durante la medianoche, la neurofisiología es propensa a fomentar la desregulación del comportamiento. Crédito: Shutterstock

¿Te consideras una persona “de la noche”? Pues a lo mejor en lugar de estar aprovechando tus mejores horas, te estarías haciendo daño. Una investigación de la Universidad de Arizona, la Universidad de Pensilvania y la Facultad de Medicina de Harvard encontró que estar despierto después de la medianoche sería malo para tu cerebro.

El estudio, publicado en Frontiers in Network Physiology, advirtió que el riesgo de suicidio es 3 veces mayor entre las 12:00 a.m. y las 6:00 a.m. en comparación con cualquier otro momento del día; los seres humanos son más propensos al abuso de sustancias por la noche y tienen un riesgo casi 5 veces mayor de sufrir una sobredosis de opioides.

Además, las personas también tienden a elegir alimentos poco saludables después de la medianoche y a correr más riesgos, lo que provoca lesiones y pérdidas financieras.


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Los autores del estudio explicaron que durante el día, los niveles moleculares y las actividades neuronales se sintonizan con el comportamiento habitual que incluye la actividad locomotora, la alimentación y las interacciones conscientes con el entorno.

Sin embargo, durante la noche, esos parámetros se ajustan al comportamiento habitual del sueño. Entonces, al estar en vigilia en estos momentos, la neurofisiología es propensa a fomentar la desregulación del comportamiento.

En pocas palabras, la mente de medianoche podría conducir al desastre, una desregulación que toma la forma de una mayor negatividad emocional, un pensamiento excesivo problemático, un sistema de recompensa que funciona mal y conduce a comer en exceso y a una mayor toma de riesgos, y niveles más altos de ansiedad, depresión y desesperanza.

Por ejemplo, un usuario de heroína previamente abstinente que maneja con éxito los antojos durante el día puede experimentar mayores antojos y una menor resistencia durante la noche.

“El atractivo del uso de la heroína se vuelve más deseable y satisfactorio que los costos potenciales, y una sola decisión impulsiva conduce a una recaída”, expusieron.

Los autores afirmaron que se requiere más investigación sobre la función y el comportamiento del cerebro por la noche (preferiblemente después de la medianoche) con sujetos que no estén privados de sueño.


“La solución más sencilla sería ayudar a las personas vulnerables a dormir toda la noche, reduciendo así su exposición a los momentos de mayor riesgo”

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