Qué significa que la vacuna COVID-19 de Pfizer protege contra la infección asintomática en 94%
Durante los ensayos clínicos, la vacuna de Pfizer demostró su eficacia para proteger contra los efectos graves de la enfermedad, pero también ha sido probada contra la infección asintomática
Las vacunas de COVID-19 son nuestra esperanza de conservar la salud y recuperar un poco de la vida antes de la pandemia… o un mucho. Si bien la vacuna de Pfizer demostró en sus ensayos clínicos un 95% de efectividad para prevenir la enfermedad grave y la muerte, un nuevo estudio ha encontrado que también protege contra la infección asintomática en 94%.
La mejor vacuna de COVID-19
Una investigación realizada por la farmacéutica y por el Ministerio de Salud de Israel arrojó que la vacuna de Pfizer bloqueó el 94% de las infecciones asintomáticas, es decir, que este medicamento podría reducir significativamente la transmisión de la enfermedad. Se calcula que un 50 por ciento de las infecciones se deben a personas que portan el virus, pero que no presentan síntomas.
¿Quiénes son asintomáticos?
Las personas asintomáticas son quienes resultan positivos a una prueba de PCR de coronavirus SARS-CoV2, pero que no presentan síntomas e incluso, nunca los desarrollan. Es distinto ser asintomático que presintomático: los presintomáticos son quienes, sin presentar síntomas aún, ya tienen una carga viral suficiente para contagiar la enfermedad y posteriormente desarrollan síntomas de COVID-19.
Para el nuevo estudio, Pfizer recopiló datos de personas vacunas entre el 17 de enero y el 6 de marzo de 2021, cuando su vacuna era la única disponible en Israel y cuando la variante B.1.1.7, la más transmisible en Reino Unido, era la cepa dominante en el país. Israel comenzó su campaña de vacunación en diciembre de 2020 y priorizó a las personas mayores de 60 años, trabajadores de la salud y a quienes sufrían condiciones preexistentes de salud.
La compañía y las autoridades israelíes se mostraron optimistas ante los resultados de la nueva investigación, pues los portadores y pacientes asintomáticos son la fuente principal de propagación de la enfermedad.
“Esto demuestra claramente el poder de la vacuna COVID-19 para combatir este virus y nos anima a continuar aún más intensamente con nuestra campaña de vacunación”, dijo Yeheskel Levy, director del Ministerio de Salud de Israel, en un comunicado de prensa. “Nuestro objetivo es lograr una aceptación aún mayor en personas de todas las edades, lo que nos da la esperanza de recuperar la función económica y social normal en un futuro no muy lejano”, agregó.
La vacuna de Pfizer de COVID-19 fue la primera en recibir autorización de uso de emergencia de la FDA en Estados Unidos, el 11 de diciembre de 2020 y desde entonces se ha aplicado en el país junto con la desarrollada por Moderna y, más recientemente, la de Johnson & Johnson.
Algunos efectos secundarios registrados luego de su aplicación incluyen dolor en el lugar de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, dolor en las articulaciones y fiebre, mismos que pueden ser más intensos después de recibir la segunda dosis.