Sexualidad dolorosa: 10 lesiones y afecciones que podrías sufrir en tu intimidad si no tienes precaución

Emplear posiciones inadecuadas, movimientos bruscos, una mala técnica del coito o el mal uso de "juguetes sexuales" son algunas de las razones para que un encuentro íntimo acabe siendo doloroso

sexualidad dolorosa

Exceder la creatividad durante un episodio sexual puede acabar en consecuencias dolorosas que es preferible evitar. Crédito: Freepik

La sexualidad fue creada para disfrutarse, bien sea en pareja o en común acuerdo de sexo casual. Sin embargo, las actuaciones en la cama necesitan de mucha responsabilidad, comunicación y precaución, ya que de lo contrario pueden producirse lesiones y otras afecciones. Si bien algunas son comunes, otras tienen un riesgo mayor y podrían llevarte a urgencias de inmediato. Veamos cuáles son:

10 lesiones y afecciones que puedes sufrir durante un encuentro sexual


Desgarros en la vagina o el ano

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A algunas parejas les encanta el ritmo de una sexualidad salvaje, sin embargo, hay casos donde se podría provocar un desgarro en las zonas más sensibles de la vagina o del ano, debido a la misma brusquedad. En el escenario de que esto ocurra, lo correcto es consultar al médico por un tratamiento que ayude a aliviar la terrible sensación.


Fractura de pene

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Si durante un encuentro sexual el pene golpea con mucha fuerza contra la pelvis, tiene movimientos bruscos o se dobla mucho probablemente pueda terminar «fracturado». Los síntomas para identificarlo son: un extraño y repentino sonido en el miembro, hinchazón y un dolor insoportable. En ese caso la persona debe ir inmediatamente a urgencias.

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Tirón en los músculos

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El constante cambio de posiciones, movimientos bruscos o cualquier torcedura del cuerpo puede provocar un intenso tirón en los músculos, lo que a su vez termina con la pasión de inmediato. La molestia puede durar hasta dos días y si no se alivia podría tratarse de una lesión más grave.


Quemaduras por fricción

4

Durante un encuentro sexual pueden haber fricciones con algunos objetos como sábanas ásperas, colchones, alfombras e incluso el piso, los cuales producen raspaduras y quemaduras. Asimismo, la falta de lubricación durante el coito podría irritar la vagina y el pene.


Peligro por un "juguete" atascado

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Los juguetes sexuales son excelentes alternativas para aumentar el placer, sobre todo si la pareja busca innovar. Sin embargo, en ocasiones la creatividad se excede y optan a objetos caseros.

En este caso se debe tener mucho cuidado con que tenga una base suficientemente larga para que no se quede atascado en la vagina. Si llega a ocurrir, lo correcto es asistir al médico para extraerlo.



Espalda lesionada

6

Probablemente esta situación sea una de las más comunes, sobre todo en los hombres. Y es que cualquier movimiento brusco o cargar a la pareja en pleno acto sexual podría provocar una lesión en la espalda.


Infección urinaria

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Durante la penetración se pueden transportar fácilmente las bacterias alojadas fueran de la vagina a la uretra y provocar una infección urinaria. Por esta razón, lo que más recomiendan los ginecólogos es orinar tras tener sexo y así expulsar todas esos microorganismos.


Enfermedad de Transmisión Sexual

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Las relaciones sexuales sin protección podrían provocar fuertes y peligrosas infecciones como gonorrea, sífilis, herpes, entre otras. La forma más eficaz de prevenirlas es el uso del condón o practicarse una prueba de ETS antes de ir a la cama.


Depresión post-sexual

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La ansiedad o depresión tras un encuentro sexual es conocida por los especialistas como “disforia poscoital”. Las personas que lo padecen pueden estar enamoradas de su pareja, incluso disfrutar del momento íntimo, pero al finalizar sienten una profunda tristeza y en algunos casos hasta enojo.


Ardor en los genitales

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Es una situación que si bien no es normal, llega a producirse por la sequedad vaginal o la escasez de estrógenos durante la menopausia. Al igual que en las fricciones mencionadas anteriormente, la falta de lubricación puede causar ardor en los genitales.

Si ocurre alguna vez no es motivo de preocupación, pero si sucede con frecuencia tras las relaciones sexuales o en pleno acto, es necesario que se consulte al médico.


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