Ritual de sanidad: el perdón como método para sanar heridas del pasado
Perdonar y pedir perdón es un acto de gran valentía, una puerta abierta a la reconciliación externa e interna, propicia relaciones sociales sanas, y nos responsabiliza de nuestras acciones con consciencia
Si te dijera que muchas de nuestras dolencias y enfermedades físicas tienen su raíz emocional, me creerías. La acumulación de sentimientos y emociones mal procesados en el pasado, pueden traernos consecuencias graves en el presente y futuro. Sanar y reconciliarnos puede ser la mejor alternativa para vivir más en bienestar y plenitud.
Nadie se ha librado de haber sido herido emocionalmente en algún momento de su vida. Ya sea en la etapa de la niñez, adolescencia o adultez, estando expuesto a malas acciones de otras personas o de nosotros mismos, en las cuales hemos tenido que perdonar y pedir perdón.
Efectivamente, perdonar es una puerta que se abre hacia la reconciliación externa e interna, pero no es fácil. Perdonar es un acto de valentía, una verdadera decisión que trae consigo paz y sanidad. Esta acción implica dejar atrás el rencor, la culpa o la venganza, por esa razón es un proceso, donde aceptamos la situación que estamos viviendo y nos hacemos cargo de ella con responsabilidad y consciencia.
Cargar con culpas, rabias y molestias del pasado, pueden enfermarnos. La depresión, estrés, ansiedad, tristeza o baja autoestima, afecta nuestro sistema inmunológico y por ende debilita las defensas de nuestro organismo. Una de las enfermedades asociadas a la falta de perdón es la presión arterial, incrementando la posibilidad de padecer de condiciones cardíacas, como lo explican los especialistas de Mayo Clinic.
Ahora bien, qué pasa si después de darle tantas vueltas a la situación no puedes perdonar. El proceso del perdón no sucede de la noche a la mañana, pero una vez lo logres te habrás librado de esa carga emocional. Si no puedes conciliar el perdón con la persona que te hirió o contigo mismo, intenta ver la situación desde varios puntos de vista, sin prejuicios ni justificaciones.
No hay mejor manera de vivir este proceso con apoyo, si no logras perdonar, te sugiero que busques a alguien de confianza, un amigo o líder espiritual que te ayude. Pero, ten en cuenta siempre que la decisión es tuya, y debes asumirla con consciencia y responsabilidad. Algo que nos puede ser de gran impulso, es recordar las veces en las que nosotros hemos herido a otras personas y nos han perdonado.
Si vez logrado el perdón, y la persona que ha cometido la falta vuelve a herirte. Lo mejor es colocar límites, con base en el respeto, exponer lo que no te gusta y si es persistente alejarte un tiempo prudencial. Recuerda que tu paz mental y emocional está por encima de cualquier circunstancia. Por el contrario, si eres la persona a la que han perdonado lo mejor es aceptar tu error, asumir en qué te equivocaste y en lo posible poner de tu parte para no volverlo hacer, de esta forma las relaciones y convivencias con los demás serán más sanas.
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