Pescado fresco o congelado: cuál es más saludable, según expertos
Si quieres llevar a tu mesa un alimento que conserva su sabor, calidad y nutrientes, te contamos las diferencias entre el pescado fresco o congelado y cuál es más saludable, según expertos en adquisición de productos del mar
Que no te engañe la palabra «fresco» al momento de comprar pescado, porque probablemente significa que fue extraído del mar recientemente, pero no que está tan fresco como lo imaginas. Y allí es donde entra en escena el pescado congelado, que si bien no luce tan atractivo como el «fresco», pudiera terminar siendo la opción más saludable. Entonces… ¿Cuál debes elegir?
Según el equipo de SeaChoice, expertos en conservación ambiental y responsabilidad social en la producción y adquisición de productos del mar, el pescado congelado te podría ofrecer un sabor y calidad óptimos, ya que en su mayoría se congelan inmediatamente después de pescarlos.
Cuando un pescado se congela al momento de ser extraído del mar, se retienen los nutrientes y se eliminan las bacterias dañinas.
Pero esto no sucede con el pescado «fresco», al que le añaden el calificativo como estrategia de marketing, pero sin respetar el significado de un alimento que realmente está fresco. Y es que seguramente tardará hasta una semana en viajar desde el lugar de pesca hasta el frigorífico del supermercado, tiempo suficiente para perder su calidad y deteriorarse.
Cabe destacar que lo mismo sucede con todo tipo de mariscos y calamares.
«El proceso de congelación del pescado también garantiza un estricto control de la temperatura, que es el factor más importante para mantener la calidad del pescado», explicó John Burrows, director de pescados y mariscos de Alaska Seafood Marketing Institute.
Recordó además que ciertos productos se pescan por temporada, como el salmón, el bacalao o abadejo, por lo que al congelarse se garantiza que puedas comprarlos en cualquier otro momento desde el supermercado, conservando su sabor.
Cómo descongelar el pescado cuando vas a cocinarlo
De acuerdo a John Burrows, el método más efectivo es bajarlo del congelador al refrigerador durante toda la noche. Si bien es el proceso más lento, también es el más óptimo, porque controlas la temperatura y conservas la calidad del pescado. Así debes hacerlo:
Para evitar que tu refrigerador se llene de «agua de pescado», el primer paso es que coloques una rejilla de alambre o una bandeja de goteo (con orificios) encima de otra que esté sellada. Seguidamente, saca el pescado del empaque y colócalo sobre la rejilla.
La idea es que el líquido de la descongelación caiga en la bandeja sellada y no se derrame sobre tu refrigerador.
Ahora cubre la rejilla de alambre con una envoltura de plástico, procurando que quede bien tapada en todos los costados. Y finalmente déjalo toda la noche para que se descongele.
Toma en cuenta que, dependiendo del tamaño del pescado, podría demorar desde 10 a 36 horas.
El proceso no es tan diferente al de descongelar pollo y otras carnes, ya que resulta el método más efectivo para prevenir la proliferación de bacterias y una posible intoxicación alimentaria.
La información contenida en este artículo es solo para fines educativos e informativos y no pretende ser un consejo médico o de salud. Siempre consulte a un médico u otro proveedor de salud calificado con respecto a cualquier pregunta que pueda tener sobre una condición médica u objetivos de salud.