Qué hacer si mi hijo se autolesiona: autismo, TDAH y ausentismo escolar son factores de riesgo
Si descubres que tu hijo se autolesiona, debes evitar criticarlo, regañarlo o amenazarlo
Cuando tu hijo se autolesiona está enfrentando el dolor emocional, la ira intensa y la frustración de una manera dañina. Una investigación dirigida por King’s College London and South London y Maudsley NHS Foundation Trust dijo que el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y ausentismo escolar son factores de riesgo para las autolesiones.
Los investigadores analizaron los factores asociados con las autolesiones en más de 111,000 adolescentes de entre 11 y 17 años al presentarse en los departamentos de emergencia del hospital.
Los niños con trastorno del espectro autista tuvieron 3 veces más riesgo de hacerlo, en comparación con los niños sin TEA. Era cuatro veces mayor entre los menores con TDAH.
Y para aquellos jóvenes con menos del 80% de asistencia escolar, el riesgo de autolesionarse era tres veces mayor.
La autolesión es común en los adolescentes y la investigación publicada en el BMC Medicine sugiere que aproximadamente 1 de cada 5 se autolesiona.
Además, alrededor del 12% de los episodios se ven en los departamentos de emergencia y estos son los jóvenes con más probabilidades de estar en riesgo de suicidio, dijeron los investigadores.
Las autolesiones suelen ocurrir en privado y se realizan de una manera controlada o ritualizada, que a menudo deja un patrón sobre la piel.
Lo puedes notar a manera de cortes con sus uñas, cuchillas de afeitar, cuchillos; quemaduras con fósforos o cigarrillos encendidos, o con objetos afilados o calientes; raspaduras; perforaciones con objetos afilados; golpes a sí mismos o contra objetos, como una pared.
Ocurren con mayor frecuencia en los brazos, las piernas y la parte frontal del torso, aunque cualquier lugar del cuerpo puede ser objeto de autolesiones y pueden emplear más de un método para hacerse daño.
No existe una causa única y simple que provoque que alguien se autolesione. Aunque pueden ser el resultado de una escasa capacidad de enfrentar desafíos o situaciones o dificultad para regular, expresar o comprender las emociones.
Si tu hijo se autolesiona, independientemente de si tiene un diagnóstico o no, debes tener en cuenta varias cosas para ayudarlo en su proceso de recuperación.
Evita criticarlo, regañarlo o amenazarlo. Probablemente, tenga tanto miedo de su comportamiento como tú. De hecho, sienten culpa, vergüenza y tienen sentimientos profundos de remordimiento después de autolesionarse.
Por el contrario mantén la calma y entabla una comunicación abierta y honesta, sin juzgar. Haz preguntas abiertas sobre cómo se siente y qué es lo que ocurre para que tenga ese comportamiento.
Ofrécele alternativas de comunicación como por ejemplo escribir una carta, un mensaje de Whatsapp o una nota de voz. Las explicaciones cara a cara pueden ser muy estresantes para algunos.
Posteriormente, consulta con un pediatra u otro profesional de atención médica; ellos podrán brindarles una evaluación inicial o derivarlos a un profesional de salud mental.
Un psicólogo infantil podrá ayudar a identificar y tratar el problema subyacente que provoca las autolesiones.
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