Madres en deconstrucción: Qué hacer cuando aparece la culpa
Bienvenida mamá y papá a este espacio donde te comparto parte de mi experiencia con la maternidad, un camino de autodescubrimiento, el camino de la deconstrucción
Bienvenidos nuevamente, mamás y papás a este espacio: “Madres en Deconstrucción”, esta semana sigo compartiendo algunas de las experiencias que he tenido en este camino que elegí andar, el camino de la maternidad.
Desde que soy madre, y me refiero al día en que sostuve el resultado ‘positivo’ de mi prueba de embarazo por primera vez en mis manos, que danzo sin descanso al ritmo de emociones que no conocía tan profundamente, o directamente con las que no me identificaba.
Enamorarme profundamente de mi bebé, luego angustiarme intensamente por sus dolencias o llantos indescifrables, y sentirme culpable por no alcanzar la expectativa que tenía incorporada en mis pensamientos sobre la maternidad, son algunas de las emociones con las que me enfrento a diario.
Al principio solo tenía desborde y una desincronía de momentos que me llevaban a dudar de todo lo que hacía, decía o quería para mi bebé.
La culpa se gestiona con acompañamiento profesional
Con el tiempo, y acompañamiento terápeutico descubrí que la única que se ponía un rol inalcanzable era yo, y que lo mejor es aceptar a la mujer que se transformó en madre y las cosas que sí puedo hacer por esa bebé, y por mi en el camino.
También busqué apoyo en las terapias holísticas, ahí pude identificar patrones heredados de las mujeres que formaron parte de mi clan materno, y con ello, sanar ese linaje para brindar a mi hija una educación psico-emocional diferente.
Sin embargo, pareciera que la culpa es algo que no se va. Pareciera que solo está al acecho para inocularte su veneno cuando más cansada estás, o en el momento que más estrés tienes.
La culpa está al acecho
Soy partidaria de creer que las mujeres madres no dejamos de tener culpa nunca, si trabajamos fuera de casa sentimos culpa por dejar a nuestros hijos al cuidado de una persona que no es su mamá;
Si estamos trabajando en casa, sentimos culpa al no brindarles el tiempo que requieren en una demanda de llanto, algún juego o anécdota que quieran contar justo en medio de una reunión o la jornada laboral.
Y si nos dedicamos a cuidar de la casa, mantener el orden, la limpieza, cocinar sano, nutritivo, equilibrado, sentimos culpa al no ser independientes económicamente, al no desarrollar nuestra vida profesional en pleno siglo XXI después de tantos años de lucha para romper el techo de cristal y otras mil barreras de género.
La culpa es eso que desborda los pensamiento, es la sensación de tener siempre algo pendiente para hacer, tener que hacerlo rápido, y aún así, no estar satisfecha con el resultado porque sabes que pudiste hacerlo mejor, pero el tiempo no alcanzar para ser madre, emprendedora, trabajadora, hija, mujer, amiga, madre…
Hoy, en mi usuario de la red social Instagram, consulté a mi club de seguidoras, cómo identifican los momentos en que sienten culpan y qué hacen para gestionar esta emoción.
¡Spoiler alert!, si quieres ser madre, no sigas leyendo
Voy a compartir algunas de sus respuestas porque quizás en ellas encuentres eso que necesitas para sacudir la culpa:
Patricia, madre en deconstrucción
Madre de Maximiliano, asegura que los momentos en que más siente culpa es cuando su hijo de 13 meses le pide atención por algo que necesita, y ella no puede brindarle una respuesta pausada a esa demanda a causa de sus objetivos laborales aún estando de home office.
Sin embargo, tiene un kit de emergencia que se dice para gestionar esta emoción: «Es solo un capítulo del guión, no el guión completo… No será un bebé toda la vida. Todo pasa».
Julieta, madre en deconstrucción
Madre de Noel, tiene 7 años, expresó que suele ver venir a la culpa cuando deja a su hijo al cuidado de otra persona para ella tener un momento de disfrutar una actividad para sí misma.
«Lo hago a pesar de como me siento, respiro hondo, disfruto de mi momento y trato de sacarme ese sentimiento, porque cuando nos reencontramos veo que lo pasó genial, no me extrañó, no pidió por mi, y sé que son espacios necesarios para ambos».
Natalia, madre en deconstrucción
Madre de tres, Clara de 13, Máximo de 11 y Sofía de 8, asegura que cuando llega la culpa solo queda: adaptarse y seguir.
Ella asegura que la culpa aparece porque dudamos de si es suficiente lo que hacemos por los que queremos; «sabemos que somos pilares de nuestros niños y tendemos a autoexigirnos para darles lo mejor de lo mejor».
Sin embargo, «esa autoexigencia trae consecuencias porque nos olvidamos que somos mujeres que necesitamos de nuestro tiempo de relajación, de meditacion, de arreglarnos y salir, de compartir una copa con amigas, de tener amores ocultos o públicos».
Natalia asegura que la culpa no ayuda, por el contrario, la culpa en la maternidad nos condiciona. Ella recomienda que para gestionar mejor la culpa, «hay que vivir. Cuidar y amar a nuestros hijos, pero cuidando y abrazando a quienes somos como mujeres».
La culpa en la maternidad nos condiciona
Amanda, madre en deconstrucción
Madre de dos, Alma Camilo de 10 años y Luna Sofía de 7. Amanda confesó para este espacio que cuando llega la culpa (que es muchas veces al día), primero llora. Sí, primero canaliza a través del llanto este pensamiento rumiante.
Luego, le sirve para buscar el espacio de conversar con amigas que estén en la misma situación (la culpa) para sentir la sororidad, el apoyo y la compañía en este camino.
Sin embargo, advierte que hay momentos en que estuvo sola con sus pensamientos, y ahí tuvo que recurrir a su propio kit de emergencia para alentarse, desafiando su baja autoestima.
Cómo afrontar la culpa desde la sanación
Un punto que es muy relevante recordar es que hay muchas maneras de actuar como madre siendo todos iguales de válidas, pero si necesitas, te dejamos una lista de pensamientos que pueden ayudarte:
1. Ser consciente de cómo me estoy sintiendo para poder actuar hasta disminuir ese pensamiento/emoción.
2. Normalizar la culpa, no evadirla, saber que está y actuar en función de hacernos responsables.
3. Aprender constantemente, permitir los espacios para la equivocación y con ello afrontar la culpa desde la responsabilidad.
4. Elegir la maternidad que quieres vivir, cómo la quieres vivir y quiénes deseas que la acompañen.
5. Expresar cómo te sientes es una clave fundamental para gestionar estos pensamientos con mejor asertividad.
Debo irme a buscar a mi hija al colegio, pero nos seguiremos leyendo muy pronto.
Recuerda que me gustaría conocer tu historia sobre cómo vives la maternidad. Deja tus comentarios que los leemos.
Conoce más sobre la autora: Mi viaje como “Madre en deconstrucción” arrancó hace más de 5 años cuando supe que estaba embarazada en medio de una migración obligada. Estuve en pareja con el progenitor de mi hija por más de 11 años. Me separé post crianza, fui madre separada y luego me volví a enamorar. Inicié un ciclo de sanación holística para deconstruir los vínculos familiares de la infancia y, actualmente vivo la maternidad, la migración, los cambios de la vida acompañada por una terapeuta clínica. Sí, para mi la maternidad no es rosa, la maternidad para mi es un desafío constante que te obliga a deconstruir todo lo que sabes, aprender cosas nuevas y volver a ensamblar las piezas rotas, de nuevo, cada día.
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