Síndrome del cuidador quemado: 6 señales del agotamiento emocional

El cuidador de un paciente neurodegenerativo también puede convertirse en un paciente, a razón del síndrome del cuidador quemado

cuidador quemado

Recuerdo que cuando cuidaba de mi madre en casa, lloraba por todo y por nada. Podía escuchar una canción e inmediatamente estar bañada en lágrimas, los videos de internet conmovedores me eran inmanejables. No podía verlos. Estaba quemada. Crédito: Pexels

En el momento que se da un diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa, como el Alzheimer, la demencia o el deterioro cognitivo, mucho se habla respecto a la progresión de la enfermedad y del enfermo, pero poco se advierte al cuidador de que si no se cuida terminará con el síndrome del cuidador quemado. Te decimos 6 señales del agotamiento emocional que podrías estar padeciendo.

Este cansancio emocional y físico que experimentan las personas que conviven y cuidan de alguien dependiente puede terminar por incapacitar al cuidador. En mi caso, mi mamá fue diagnosticada a los 58 años, yo estaba por cumplir los 18 y desde entonces asumí su cuidado.

De hecho, a propósito de eso, he escrito previamente sobre cómo prevenir este síndrome estando a cargo de un paciente neurodegenerativo.

En síntesis, el mensaje es el mismo: el cuidador debe cuidar de sí para poder cuidar de otros. Esto puede sonar incongruente porque si el enfermo es el familiar, ¿cómo seríamos nosotros la prioridad? Precisamente, en función de evitar que haya dos enfermos.

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Pero, ¿cuáles son las señales que experimenta un cuidador quemado?

1. Irritabilidad

Sentir que te fastidias con mucha facilidad es un claro indicador de que algo no está bien con tu salud mental. La interacción con las personas que están a tu alrededor puede verse considerablemente afectada por esto.

Naturalmente, estás agotado de haber asumido una responsabilidad sobre un paciente con dependencia, pero al mismo tiempo sientes el mandato ético, moral y social de seguirlo cumpliendo.

Cualquier cosa que te digan lo vas a interpretar desde tu estado emocional, y reaccionarás como si fuese el peor escenario posible.

2. Desmotivación

La energía que te queda para hacer tus cosas mientras cuidas de un paciente neurodegenerativo es casi nula. El trabajo comienza a sentirse como una carga, los hijos o los otros padres pueden vivir esa desatención e incluso tus rutinas de autocuidado, como la actividad física y el aseo personal parecen pasar al último plano.

Cuando la desmotivación llega a sus últimas consecuencias nos convierte en un zombie, que vive para cuidar del familiar con demencia. La depresión se hace presente y pone en riesgo a todos.

3. Hipersensibilidad, furia o llanto

Recuerdo que cuando cuidaba de mi madre en casa, lloraba por todo y por nada. Podía escuchar una canción e inmediatamente estar bañada en lágrimas, los videos de internet conmovedores me eran inmanejables. No podía verlos.

Todo me conmovía de tal manera que era sumamente difícil para mí y mi pareja de ese entonces lidiar con mis sentimientos. Podía molestarme con facilidad, pero mi sentimiento predominante era la tristeza. Creo que esto ocurre por mi personalidad, soy una persona que rara vez se molesta.

Estoy segura de que si un cuidador tiene un temperamento más fuerte, probablemente la furia estará más presente.

4. Insomnio o poco descanso

A pesar de que el insomnio no era mi problema, muchos cuidadores lo experimentan por la ansiedad y el estrés que les produce la labor.

Ahora, la falta de sueño y el poco descanso es algo que se mantiene incluso hasta mis días. Nunca antes había tenido problemas para dormir, pero el diagnóstico de mi mamá me obligó a dormir con ella, en la misma cama.

Mi sueño tuvo que hacerse más ligero para atenderla en caso de que lo necesitara, para llevarla al baño o por si se despertaba antes de tiempo devolverla a la cama.

5. Falta de energía

Al ser cuidador te encuentras física y mentalmente agotado. Tu cuerpo te duele, te pesa y tienes pocas ganas de hacer cualquier tarea pendiente.

Esto va muy de la mano con la desmotivación y la depresión, mencionadas más arriba.

6. Frustración

La sensación de estancamiento personal, laboral, familiar es real. No puedes avanzar en ninguno de estos escenarios porque eres el responsable del familiar con demencia.

No puedes estudiar porque no te alcanza el tiempo, ni el dinero para pagar la matrícula; asumir una mejor posición en el trabajo conllevaría más tareas que no puedes atender; tu pareja se puede sentir alejada o frustrada igual que tú sin saber qué hacer; tus hijos viven sin tener tu disposición completa; y así un largo etcétera.

Todas las relaciones requieren inversión emocional y el cuidador simplemente deja de tener esa capacidad.

Independientemente de si estás experimentando una o varias de estas señales de que tienes el síndrome del cuidador quemado, todas son válidas. Es importante que tomes cartas en el asunto buscando ayuda psicoterapéutica para atenderte, cuidarte. Esa es una de las cuatro recomendaciones para evitarlo.

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Sobre la autora:

Didiana Archila es cuidadora principal de su madre, quien fue diagnosticada con demencia en el año 2015. Los primeros seis años se dedicó a cuidarla desde casa, al tiempo que trabajaba y terminaba su licenciatura en Comunicación Social. Para 2021, tomó la decisión de delegar el cuidado en un centro privado de atención especial en Caracas, Venezuela. Ahora, comparte su experiencia en plataformas sociales con otros familiares de pacientes con enfermedades neurodegenerativas que han encontrado un sentido de comunidad en un tema un tanto desconocido: el cuidador también debe cuidarse.

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