“Mi familiar con demencia dice que quiere irse a casa”: 6 frases que podrían calmarlo
Cuidé en casa a mi madre con demencia por más de 6 años, estas son las 6 frases que dichas con amor ayudaban a calmar su "síndrome del ocaso", la necesidad de irse a su hogar al final del día
La clave está en aprender a buscar frases que validen la ansiedad del paciente con demencia, lo hagan sentir acompañado y de cierta manera lo “complazca”, pero que al mismo los distraiga de querer irse a la casa. Crédito: Pexels
Los pacientes con Alzheimer, demencia o algún tipo de deterioro cognitivo puede manifestar querer ir a “su casa”, estando en ella, esto ocurre por diferentes razones, pero para los cuidadores puede ser muy desesperante. Te decimos 6 frases que podrían calmar a ese familiar o paciente con demencia.
Las personas que van perdiendo progresivamente la memoria, pierden también la orientación y la capacidad de reconocer en dónde están. Bien sea porque sienten que “no están en su casa”, porque recuerdan es alguna casa de su infancia o adolescencia, o bien porque efectivamente no están en su casa, sino en la de algún hijo o un nuevo departamento.
Ninguna situación es menos angustiante que otra para el paciente o para el familiar que se dedica al cuidado.
El síndrome del ocaso en los pacientes con demencia
Si tu historia es como la mía o de las personas con las que he tenido la oportunidad de intercambiar historias y que están o estuvieron en un escenario similar, la angustia por “ir a casa” de parte del paciente con demencia es como una curva que va ascendiendo a lo largo del día, pero que llega a su pico máximo en las tardes.
Cuando comienza a hacerse de noche, sienten mayor urgencia de irse a su casa bajo la excusa de que “tienen niños pequeños que atender”, aunque sean sus hijos ya adultos quien le cuide; “su mamá los va a regañar”, aunque ya haya fallecido hace mucho tiempo, entre otros.
Se le conoce como el síndrome del ocaso o “Sundowning” y hace referencia a la ansiedad e inquietud que aparece cuando cae el sol en las personas con demencia. Es uno de los síndromes más comunes en la medicina geriátrica, que puede afectar a un amplio abanico de especialidades médicas, expone el portal de salud Castilla y León, de España.
¿Qué hago si mi familiar con demencia dice que quiere irse a casa?
A pesar de que quisiéramos que nuestros parientes reconocieran que el sitio en el que están es al que pertenecen, esto es casi imposible. No hay forma “mágica” de hacerlos entrar en razón e incluso algunos pueden ponerse muy violentos en este proceso.
Para los cuidadores, que cuidamos en medio de un proceso de aceptación, resulta muy frustrante. Sin embargo, la clave está en aprender a buscar frases que validen la ansiedad del paciente de demencia, lo hagan sentir acompañado y de cierta manera lo “complazca”, pero que al mismo los distraiga.
1.Estas es mi nueva casa, me la compré este mes. Mira que linda que está la decoración. ¿Te gusta? Opté por la recomendación de un amigo, de tener una decoración minimalista, ¿a ti qué te parece?
-Con mi mami, quien fue diagnosticada a los 58 años de edad con demencia, esto funcionaba de una manera muy hermosa. A pesar de que no me reconocía como su hija, sabía que yo era alguien cercana, y se alegraba por mí.
2. Espérate un momentito, y yo te llevo en mi carro.
3. Vamos a llamar a un taxi y así nos vamos más cómodas.
4. Ya las personas de la casa vienen para acá, porque vamos a comer aquí.
5. ¿Será que pasamos por la panadería antes para comprar alguito?
6. ¿Y si te quedas aquí conmigo por hoy?
Siéntete libre de usarlas y repetirlas tantas veces lo pregunten, pero sobre todo hacerlo con amor y comprensión para que no se exalten.
Una técnica adicional para cuando el paciente con demencia se quiere ir “a casa”
Si el desespero llega a niveles con los que recojan sus pertenencias o hagan maletas, sígueles la corriente.
Salgan a dar una vuelta a la manzana y lleguen de nuevo a la casa, probablemente se sientan complacidos y habrán hecho algo de ejercicio. Si no, también pueden dar una vuelta en carro con el mismo propósito.
Sobre la autora:
Didiana Archila es cuidadora principal de su madre, quien fue diagnosticada con demencia en el año 2015. Los primeros seis años se dedicó a cuidarla desde casa, al tiempo que trabajaba y terminaba su licenciatura en Comunicación Social. Para 2021, tomó la decisión de delegar el cuidado en un centro privado de atención especial en Caracas, Venezuela. Ahora, comparte su experiencia en plataformas sociales con otros familiares de pacientes con enfermedades neurodegenerativas que han encontrado un sentido de comunidad en un tema un tanto desconocido: el cuidador también debe cuidarse.
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