Aguantar las ganas de orinar: por qué nunca deberías hacerlo
¿Sueles aguantar las ganas de ir al baño? Si bien ésta puede ser una costumbre adquirida socialmente o limitada geográficamente, no es lo mejor para tu salud
Este mal hábito o mala suerte de manera recurrente podría traer más consecuencias negativas para tu salud de las que creerías, incluso a largo plazo. Crédito: Pexels
¿Sueles aguantar las ganas de ir al baño? Si bien ésta puede ser una costumbre adquirida socialmente o limitada geográficamente, no es lo mejor para tu salud. Te decimos por qué nunca deberías hacerlo.
Cuando estamos en el colegio, nos enseñan que deberíamos aprovechar los recesos para ir a hacer nuestras necesidades fisiológicas; en la universidad, algunos profesores pueden molestarse si los interrumpen o distraen con las salidas del aula; en el trabajo podemos sentirnos obligados a terminar ciertas tareas antes de decidir ir al baño e incluso en reuniones sentimos que está mal ir a vaciar la vejiga muy frecuentemente; e incluso en ocasiones puedes no tener un baño, justo cuando lo necesitas.
No obstante, este mal hábito o mala suerte de manera recurrente podría traer más consecuencias negativas para tu salud de las que creerías, incluso a largo plazo.
Expertos en Urología señalaron a Best Life algunas razones sobre cómo este hábito aparentemente inocuo puede causar estragos en su salud.
Te expones a una infección del tracto urinario
Las infecciones urinarias o infecciones del tracto urinario son una amenaza constante para las mujeres, pero éste es uno de los desencadenantes que también afecta al género masculino.
La doctora en Medicina Interna y residente de Urología, Martina Ambardjieva, explicó al medio que cuando la orina se retiene en la vejiga, crea un caldo de cultivo para que las bacterias crezcan y causen infecciones.
Entonces, ocurre que estas bacterias pueden viajar hacia la uretra y los riñones, lo que provoca infecciones urinarias. Si la infección del tracto urinario no es tratada, puede acarrear afecciones más dolorosas y graves, como una infección renal.
Por ello, si sientes necesidad de orinar que no desaparece, una sensación de ardor al orinar, micción frecuente, pequeñas cantidades de orina, orina turbia o descolorida y dolor pélvico, agendes una cita con un proveedor de salud médica para tener un diagnóstico oportuno.
Debilitaría los músculos de la vejiga: incontinencia y dolor
La doctora Sonia Bahlani, especialista en dolor pélvico, afirmó que retener la orina durante demasiado tiempo puede causar la contracción de los músculos del piso pélvico y, en consecuencia, debilitaría el músculo que rodea la vejiga.
Lo que, si se hace con mucha frecuencia, puede provocar dolor o incontinencia a largo plazo, porque el músculo detrusor de la vejiga se contrae y aprieta contra un esfínter uretral cerrado, y con el tiempo pierde la capacidad de contraerse o relajarse adecuadamente cuando es necesario.
Mayor riesgo de cálculos en la vejiga
Ambardjieva agregó que contener la orina durante demasiado tiempo es una mayor probabilidad de cálculos en la vejiga, consecuencia de que ésta no se vacíe por completo. Se trata de bultos duros de minerales que pueden causar dolor abdominal, dolor al orinar, sangre en la orina y otros síntomas.
Picos de la presión arterial
Algunos estudios revelan que retener la orina durante al menos tres horas aumenta la presión arterial sistólica y diastólica en mujeres de mediana edad.
Posible riesgo mayor de cáncer de vejiga
Cuando la orina se retiene en la vejiga durante demasiado tiempo, las bacterias pueden acumularse y crecer, lo que aumenta la inflamación y la irritación del tejido que recubre la vejiga. Esta inflamación crónica puede provocar daños en el ADN de las células de esta región, lo que aumenta sus posibilidades de convertirse en canceroso, expuso Ambardjieva.
Por otra parte, S. Adam Ramin, cirujano urólogo y director médico de Urology Cancer Specialists en California, argumenta que actualmente no hay suficiente investigación para sugerir que contener la orina es un factor de riesgo para el cáncer.
Igual, mejor prevenir que lamentar, ¿no?
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