El principio de Pollyanna: qué es y cuándo el optimismo puede volverse tóxico
El principio de Pollyanna es un término utilizado en Psicología para las personas que son incapaces de ver el lado malo de las cosas, descartando parte de la realidad
Rafa Euba, psiquiatra consultor experimentado, con sede en Londres, advierte que hay situaciones en la vida en las que la tristeza es la emoción más adecuada, debido a que permite procesar y superar pérdidas y otros ajustes difíciles. Crédito: Shutterstock
El optimismo es una característica entrañable de las personas. Ver el lado positivo de cada situación incita a los que así ven el mundo a quedarse con los claros más que con los oscuros. Pero, en exceso puede volverse tóxico e incluso hacer desarrollar a las personas el principio de Pollyanna.
El principio de Pollyanna, también llamado Pollyannismo o síndrome de Pollyanna, es un término utilizado en Psicología para las personas que son incapaces de ver el lado malo de las cosas, descartando parte de la realidad.
Quienes lo padecen pueden ser descritos como los «optimistas definitivos», lo cual no siempre es positivo.
El nombre de este “síndrome”, que en realidad no es tal, proviene de la historia escrito por Eleanor H. Porter hace aproximadamente un siglo, describe la historia de una niña huérfana con una actitud positiva implacable y muy contagiosa ante la vida.
Rafa Euba, psiquiatra consultor experimentado, con sede en Londres, advierte en su columna para el portal especializado Psychology Today que hay situaciones en la vida en las que la tristeza es la emoción más adecuada, debido a que permite procesar y superar pérdidas y otros ajustes difíciles.
“Un estado psicológico bien equilibrado exige un grado de conciencia de las dificultades de la vida, y tal conciencia estaría reñida con una alegría superficial basada en la negación”
Euba afirmó que pretender que la vida es tan fácil como un paseo por el parque y que cualquier posible adversidad se puede superar con la ayuda de un poco de pensamiento positivo y una sonrisa en la cara es poco realista.
En cambio, recomendó adoptar una estrategia de optimismo flexible e incorporar a esto la aceptación de las tristezas, los desafíos, las pérdidas y los ajustes que todos tenemos que enfrentar en la vida.
“Cuando finalmente llegue la adversidad, estaremos mejor preparados”, concluyó.
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