5 conductas ansiosas que son respuesta de traumas de la infancia
La psicoterapeuta Kaytee Gillis explicó cuáles son esas conductas ansiosas que son respuesta de traumas de la infancia y que puedes estar haciendo en tu día a día
Si de pequeño te hacían sentir constante que todo era tu culpa, se crece con un desarrollado sentido de vergüenza. Esto se manifiesta en una necesidad constante de pedir disculpas en exceso. Crédito: Shutterstock
Todos pueden identificar algunas situaciones que se vuelven detonantes de ansiedad y que prefieren evitar para eludir la carga emocional que conllevan. Sin embargo, no muchos se detienen a pensar cuál es el origen de esos comportamientos, la mayoría está en traumas de la infancia. Te decimos 5 conductas ansiosas que son respuesta a ellos.
Las personas son el resultado de su historia, una única y particular, producto de la familia en la que crecen y se desarrollan, entre otros factores, como la escuela a la que asistieron y el país o la ciudad en la que vivieron.
El trato del entorno de los infantes condiciona los comportamientos de los adultos en los que se convertirán. La psicoterapeuta Kaytee Gillis explicó a Psychology Today cuáles son esas conductas ansiosas que son respuesta de traumas de la infancia.
Entonces, si has sentido alguna de estas conductas ansiosas puede deberse a algún trauma de la infancia.
1.- Pedir disculpas por todo: si de pequeño te hacían sentir constante que todo era tu culpa, se crece con un desarrollado sentido de vergüenza.
“Esto se manifiesta en una necesidad constante de pedir disculpas en exceso , incluso cuando no has hecho nada malo”, dijo Guillis.
La psicóloga destacó que es a menudo el resultado de abuso emocional o negligencia en la infancia.
2.- No contestar el teléfono o evitar hacer llamadas: a pesar de que en las actualidad se recriminan las llamadas telefónicas por las facilidades que ofrece la mensajería instantánea, no querer atender una llamada o evitar hacerlas puede ser una respuesta al trauma.
La diferenciación sobre la simple pereza y el trauma es el pico de adrenalina y cortisol que genera esta situación hace referencia a un historial de trauma.
“Esto es una reminiscencia de los sentimientos de ser atrapado, ser puesto en aprietos por los padres o cuidadores cuando no había salida, o haber violado nuestra privacidad o nuestros límites”, expuso la experta.
3.- Nerviosismo cuando alguien se sienta demasiado cerca: si tener a una persona desconocida sentada a tu lado en el cine te hace incapaz de concentrarte en la película por estar demasiado consciente de la proximidad de otra persona, se trata de una respuesta al trauma.
Guillis explicó que cuando se ha crecido en un entorno en el que se violaron los propios límites, se tiene un mayor sentido de conciencia de otras personas y de la posición dentro de una multitud o en una habitación.
En estos casos, tener una gran burbuja personal se vuelve fundamental para mantener el confort interior.
4.- Necesidad de sentarse en ciertos lugares o áreas en restaurantes o eventos sociales: Algunos sobrevivientes de traumas prefieren sentarse con la espalda contra la pared, en lugar de una puerta o un espacio abierto.
La especialista justificó que esto se debe al constante estado de hipervigilancia.
“Su sistema nervioso los mantiene ‘preparados’ para cualquier amenaza percibida, aunque sea ilógica. Sentarse donde puedan observar la habitación y los que están dentro parece calmar esa tensión nerviosa, aunque sea por el momento”, dijo.
5.- Evadir si alguien llama a la puerta de forma inesperada/no invitada: hay quienes escuchan un golpe en la puerta y se esconden y esperan a que la persona se vaya.
“Esta elevada sensación de paranoia y ansiedad está relacionada con las experiencias infantiles de no poder escapar”, señaló.
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