5 hábitos cotidianos con los que te haces daño, advierten expertos

Orientarse a una vida saludable no se trata solo de buscar prácticas beneficiosas, sino de tratar de disminuir aquellas perjudiciales

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El tiempo de exposición a las pantallas puede aumentar tus niveles de proteína C reactiva, un marcador biológico de inflamación crónica que puede predecir enfermedades graves como enfermedades del corazón, algunos tipos de cáncer y diabetes. Crédito: Pexels

Los hábitos que mantienes en tu día a día pueden ser tanto beneficiosos como perjudiciales para tu bienestar, algunos pasan por debajo de la mesa. Te decimos 5 cosas cotidianas con las que te haces daño a ti mismo.

La mayoría de estos hábitos perjudiciales no pasan su factura a corto plazo y si la tienen se van como cosas “normales, de las que no podemos escapar”.

Pero orientarse a una vida saludable no se trata solo de buscar prácticas beneficiosas, sino de tratar de disminuir aquellas perjudiciales.

Estos son los 5 hábitos cotidianos con los que te haces daño, según los expertos que reseñó Eat This, Not That!:

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Pasas mucho tiempo en redes sociales

1

El tiempo de exposición a las pantallas puede aumentar tus niveles de proteína C reactiva, un marcador biológico de inflamación crónica que puede predecir enfermedades graves como enfermedades del corazón, algunos tipos de cáncer y diabetes, de acuerdo con un estudio publicado en la edición de enero de Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking.

“Pudimos establecer una correlación entre la cantidad de uso de las redes sociales y estos indicadores de salud física”, dijo David Lee, PhD, autor principal del estudio, profesor asistente de Comunicación en la Universidad de Buffalo.

Señaló que cuanto más usaban los participantes las redes sociales, más síntomas somáticos experimentaban y más visitas al médico informaban.

Además, mostraban niveles más altos de inflamación crónica.


Comes poca fibra

2

Los hábitos dietéticos configuran la respuesta del cuerpo ante las eventualidades y los retos. Un estudio publicado en Nutritional Neuroscience, determinó que el consumo habitual de fibra puede reducir el riesgo de demencia.

Para ello, examinaron los hábitos dietéticos de 3,500 adultos japoneses durante más de 30 años y encontraron que la fibra soluble del tipo que se encuentra en alimentos como avena, frijoles, manzanas y frutas cítricas parecía ser particularmente beneficiosa.

“Una posibilidad es que la fibra soluble regula la composición de las bacterias intestinales. Esta composición puede afectar la neuroinflamación, que desempeña un papel en la aparición de la demencia. También es posible que la fibra dietética reduce otros factores de riesgo de la demencia, como el peso corporal, la sangre presión, lípidos y niveles de glucosa”, dice Kazumasa Yamagishi, MD, PhD, autor principal del estudio


Mucha preocupación

3

Los altos niveles de cortisol pasan factura a tu salud. Un estudio de la American Heart Association encontró que los hombres que se preocupan más parecen tener un mayor riesgo de desarrollar trastornos cardiometabólicos como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y diabetes tipo 2 a medida que envejecen.

Además, la Universidad de Yale descubrió que el estrés crónico en realidad puede aumentar su tasa de envejecimiento biológico. Asimismo, puede ralentizar su metabolismo, aumentando la posibilidad de trastornos relacionados con la obesidad que afectan al corazón.


Comes solo

4

La soledad es una forma de estrés que, al igual que la preocupación, desgasta el cuerpo.

Por ello, algunos estudios también han asociado la soledad con un mayor riesgo de muchas enfermedades graves.

The North American Menopause Society encontró que las mujeres mayores que comen solas tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

De hecho, las personas que comen solas tienen más probabilidades de comer más rápido y consumir alimentos menos saludables.


Duermes poco

5

La tarea de irse a la cama a dormir puede hacerse más difícil con la edad. No dormir lo suficiente se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, cáncer, demencia, obesidad y diabetes tipo 2.

De acuerdo con la información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Academia Americana del Sueño, los adultos necesitan dormir al menos 7 horas por noche para tener una capacidad cerebral óptima.

Sigue leyendo:

“Me despierto en la noche y no puedo volver a dormir”: qué hacer y qué no para recuperar el sueño

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