Esponja para lavar platos acumula 10 millones de bacterias: qué accesorios utilizar

De acuerdo a un estudio de la Universidad de Arizona, la esponja que empleas a diario para fregar los platos está 200,000 veces más sucia que el asiento de tu inodoro

esponja para lavar platos

Tanto las esponjas como una bayeta absorben y retienen mucha agua, por lo que se convierten en un nido de microbios. Crédito: Freepik

¿Te has dispuesto a lavar los platos y notas que a la esponja se le adhiere un olor desagradable? Lo peor de todo no es el digustante aroma, sino que aún así te atreviste a llenarla de jabón para limpiar tus platos, vasos, tazas y todo lo que estaba en el fregadero. Quizás al terminar decidiste remojarla en agua con jabón, incluso con ese desinfectante de lavanda, para retirarle el mal olor, pero olvídate, la realidad es que estás empleando un accesorio inadecuado para el aseo de los utensilios que te llevas a la boca.

Si aún no lo crees, ahí te va a este dato. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Arizona, las esponjas son capaces de acumular hasta 10 millones de bacterias por pulgada cuadrada, por lo que están 200,000 veces más sucias que el asiento de un inodoro, reseñó Well and Good. Ahora ve y tírala de inmediato.

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Tampoco se trata de que cambies la esponja cada vez que laves los platos, porque necesitarás un clóset entero repleto de ellas, sin contar el desgaste económico. Aquí la idea es que consigas el accesorio correcto para cumplir la tarea doméstica.

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Tanto las esponjas como una bayeta sufren el mismo problema, que al acumular tanta agua se convierten en un nido de microbios y bacterias. El implemento más apropiado sería un estropajo de tipo “nanas”, fabricados con aluminio y acero inoxidable. Sin embargo, es fundamental que sepas en qué tipo de materiales vas a utilizarlo, por ejemplo para no rayar tus sartenes.

Bien podrías aplicar una esponja en pocas sesiones (nunca si están húmedas) cuando se trate de estos utensilios y lavar el resto con el estropaje de “nanas”. Como verás, la clave está en cambiarlos con frecuencia y no dejarlos tirados en el agua que permanece en el fregadero.


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Hazlo cuanto antes para que la comida no se adhiera a los platos

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Lo ideal es que mientras vas cocinando puedas ir lavando las ollas, cubiertos, envases y todo lo que empleaste. Si no es lo que estilas, al menos procura hacerlo justo después que termine el momento de la comida.

Si postergas el fregado de los platos te encontrarás con restos de salsa y alimentos resecos completamente pegados al material. Cuando esto ocurre es más difícil eliminar el sucio y das oportunidad al desarrollo de bacterias.

Esto sin contar que la tarea doméstica es más trabajosa, tendrás que emplear más jabón y gastar más agua.


Utiliza agua caliente

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El beneficio de utilizar agua caliente es que te ayuda a retirar la suciedad con mayor eficacia, además de que la alta temperatura elimina las bacterias. Mientras lavas los platos puedes utilizar unos guantes, ya que es más saludable y evitas quemarte las manos.

Recuerda también limpiarlos y secarlos para que se mantenga aptos para usar. Lo ideal es cambiarlos una vez más mes, aconseja Directo al Paladar.


Comienza por lo que está menos sucio

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Es una cuestión de lógica, de modo que no traslades los restos de comida de los platos más sucios a los que lucen menos manchados. Lo idea es comiences por vasos, copas y cubiertos, para luego seguir con los platos, ollas y sartenes.


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