Amor en la oficina: qué tan saludable es tener una relación de pareja en el trabajo

La salud de estas relaciones depende de varios factores, pero hay dos que están íntimamente conectados: la madurez y la capacidad de distinguir los momentos de trabajo y de romance

relación de pareja en el trabajo

Una relación en la oficina siempre es riesgoso, ya que la estabilidad laboral está en juego en caso de que no funcione. Foto: Freepik

Pese a las normativas empresariales, que por lo general prohíben las relaciones sentimentales en espacios laborales, los empleados siempre se las arreglan para mantener su amor bajo la mesa. Aunque al inicio todo luce romántico y hasta un poco desafiante, el tiempo les lleva a los percances comunes de un noviazgo y allí es donde surge la duda: qué tan saludable es afrontarlos en una oficina.

Una relación de pareja en el trabajo es un arma de doble filo para cualquier persona, ya que la posibilidad de una ruptura les lleva a continuar viéndose, compartiendo y quizás reviviendo los dolores del quiebre. Estas incomodidades son las que repercuten en el desempeño laboral, causando distracciones y, en el peor escenario, la renuncia de alguno de los involucrados.

Digamos que esta es la parte fea de la historia, pero también posee su lado positivo. Cualquier oficina siempre será una oportunidad para encontrar el amor, e incluso una infiel aventura, así que cuidado.

La salud de estas relaciones depende de varios factores, pero hay dos que están íntimamente conectados: la madurez de los novios y la capacidad de ordenar los momentos que son para trabajar y los que permiten unos segundos de romanticismo.

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Los celos y compañeros de trabajo en un amor de oficina

Otros dos grandes “obstáculos” con los que debe convivir la pareja que intenta una relación amorosa entre pantallas, órdenes, reuniones y gajes del oficio.

Los compañeros de trabajo demuestran distintos comportamientos frente a dos colegas que están enamorados. Están los que apoyan y hasta alcahuetean, los respetuosamente indiferentes y el grupito de envidiosos que por una u otra razón les quiere ver tropezar. Aquí es donde la madurez de la pareja entra en juego, priorizando la prudencia y el “ahora no, estamos laborando”.

Y los celos, vaya, qué gran enemigo. Pero no solo se trata de aquel nuevo compañero que de pronto le lance un guiño a tu pareja, sino también los que pueden despertarse entre ustedes debido a un ascenso laboral o el sueldo que perciben. Si ambos no logran controlarlos la relación automáticamente se vuelve tóxica, siendo más perjudicial en estos ambientes, ya que afecta la paz para trabajar, la estabilidad emocional y hasta el puesto laboral.

¿Y cómo afrontar la convivencia laboral si hay una ruptura amorosa?

Aquí es donde seguro pensarás “en qué lío terminé metiéndome”. Y debo decírtelo con toda honestidad: compartir con una ex pareja es una de las cosas más fastidiosas que pueden ocurrirle a un ser humano en un lugar de trabajo. Sin embargo, el tiempo será tu mejor aliado.

Una vez que transcurran las semanas todo debería volver a la normalidad o al menos a algo parecido. Si no se negocia una fiesta en paz acabarás en un ambiente lleno de tensiones e incomidades donde la única solución es abandonar el trabajo, lo que nunca recomendaría a menos que tu salud psicológica esté en juego.


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