Por qué un matrimonio fallido antes de los 30 años da más vergüenza que en otras edades
Existen motivos estigmatizados que además de vergüenza, originan sensaciones de fracaso y aislamiento en mujeres veinteañeras que deciden divorciarse, algo que no ocurre a los 40 o 50
La ruptura matrimonial siempre es dura, ya que somete a una separación sentimental, trámites legales y la palabra «divorcio» en la hoja de vida. Pero cuando una mujer debe afrontar el escenario antes de los 30 años, experimenta mayor vergüenza.
El primer motivo responde precisamente a la edad. La doctora Rebecca Bergen, psicóloga clínica de Chicago, señala que «la identidad de estar ‘divorciado’ tradicionalmente se asocia con alguien de 40 años e incluso mayor. Esto ocasiona que una veinteañera se sienta prematura y avergonzada».
Toda mujer de cualquier edad puede sentirse estigmatizada producto de un matrimonio fallido, ya que son juzgadas y calificadas como ingenuas. Para los círculos sociales, de amistades y terceros, el divorcio antes de los 30 llega ser incomprensible, ya que la mayoría en esa etapa (25-29 años) de su trayectoria romántica está viviendo una cita, relación estable o incluso disfrutando de su soltería.
«Esto puede llevar a la mujer divorciada a sentir que son las únicas que están pasando por este momento estresante particular de la vida», afirma la especialista. Agregó que además de vergüenza, se experimenta aislamiento y quebrantamiento.
Desde el portal Well and Good se conoció la historia de Kayla, una mujer que a los 28 años se separó de su esposo al darse cuenta que su matrimonio no funcionaría. Para ella, el trámite de separación fue rápido y hasta fácil, pero se sintió avergonzada por jurar frente todos que estaría con su marido para siempre, promesa que se rompió un año después.
Debido al estigma de la edad, Kayla se sintió fracasada y su solución fue perderse durante varias semanas en distintos viajes. Al final, recibió el apoyo de sus familiares y amigos más cercanos.
«En estos momentos de sentirse aislado o avergonzado, es importante encontrar personas que lo hagan sentir apoyado, ya sea un terapeuta, la familia o a quienes pueda acudir y no sentirse juzgado», destacó la doctora Bergen.
El divorcio antes de los 30 es una oportunidad de aprendizaje
Algunos calificativos como «ingenuo» están completamente infundados. «Es fácil asumir que las mujeres que se casan jóvenes son tontas y no saben lo que están haciendo, pero algunos matrimonios simplemente no funcionan, a cualquier edad. Y juzgar a alguien solo por ser joven solo termina derribando a alguien que ya está derribado», explica Rebecca Bergen.
En lugar de vergüenza, fracaso o aislamiento, la experta incita a verlo como un resultado productivo y una oportunidad de aprendizaje. Esto aunado a la tarea personal de aliviar un corazón roto.
La abogada Kari Lichtenstein, quien maneja trámites de divorcio desde Nueva York, aclaró que las mujeres que sufren un matrimonio fallido antes de los 30 «es por muchas de las mismas razones que en otro grupo de edad».
«Ser joven ayuda a estar menos dispuesto a permanecer en un matrimonio malo o infeliz. A menudo lo veo en mis clientas más jóvenes», cuenta la experta en leyes. Asimismo, destacó la facilidad de procesar un divorcio entre jóvenes, ya que no hay bienes compartidos ni hijos de por medio.
De acuerdo a la Oficina del Censo de los Estados Unidos, para 1990 la edad media de las mujeres para casarse era de 23.9 años, que ahora se ubica exactamente en 28. El mismo informe destaca que un 10% de las parejas que contraen matrimonio antes de los 30 terminan divorciadas.