COVID: echan a dos clientes de un restaurante en Texas por usar mascarillas, el gerente dijo que no cree en ellas

El dueño del local les pidió por medio de la mesera que debían quitarse el tapabocas o retirarse, pero tuvieron razones para marcharse

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A finales de julio, los CDC recomendaron nuevamente el uso de mascarillas en espacios cerrados, como prevención ante el COVID-19. Crédito: Freepik

El restaurante Hang Time Sports Grill & Bar, ubicado en la ciudad texana de Rowlett, tiene una política que en tiempos de COVID-19 resulta insólita: está prohibido el uso de mascarillas. Esta medida la vivieron recientemente Natalie Wester y su esposo José López-Guerrero, quienes el pasado 10 de septiembre asistieron al local con unos amigos y se vieron obligados a salir por orden del gerente, ya que observó que ambos llevaban un tapabocas.

Aproximadamente 30 minutos después de ocupar una mesa, la mujer contó que la camarera se acercó a ellos y les advirtió que su jefe, «que no es tan amable, no cree en las mascarilla», por lo que tenían la opción de retirársela o dejar el lugar. «Está cansado de que los políticos le digan qué hacer, por lo que tendrás que quitártela», fueron las palabras de la trabajadora, según relató Wester a CNN.

Cabe recordar que el gobernador de Texas, Greg Abbott retiró el mandato del uso de cubrebocas en Texas, además de que permitía la apertura de negocios al 100% de su aforo. En este sentido, los jueces de condado no pueden imponer órdenes ni sanciones relacionadas al COVID-19. A partir de dicha medida, el gerente del restaurante se sintió en la libertad de aplicar sus posturas.

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Pero Natalie y José tenían una situación personal, su bebé de cuatro meses es inmunodeprimido y querían protegerse de un contagio a toda costa, pese a estar vacunados. «Somos padres primerizos y en medio de una pandemia, realmente no salimos mucho, pero esa noche mi madre estaba disponible para cuidar a nuestro hijo», acotó la joven, dando a relucir que querían aprovechar la oportunidad para escapar del aislamiento.

Los padres detallaron que el bebé tiene fibrosis quística, «una enfermedad pulmonar crónica de origen hereditario y que es potencialmente mortal», de acuerdo a Medline Plus.

«Gasté mi dinero en este negocio y no quiero mascarillas aquí», dijo el gerente del restaurante

La estación KTVT, afiliada de la cadena CNN, logró acercarse al dueño del Hang Time Sports Grill & Bar para declarar sobre la estricta política que mantiene en su restaurante. «Gasté mi dinero en este negocio, puse mi sangre, sudor y lágrimas en este negocio y no quiero mascarillas aquí«, dijo el hombre, a quien identificaron solo por su nombre, Tom.

«Siento que la reacción general con las máscaras en Estados Unidos es ridícula en este momento», agregó el comerciante.

En la última actualización de su guía de recomendaciones contra el COVID-19, los CDC instaron a todos los estadounidenses a usar mascarillas en lugares públicos cerrados, incluyendo las personas completamente vacunadas. El repunte de casos y la agresividad de transmisión que ha mostrado la variante Delta obligó a restaurar los cubrebocas.

Natalie Wester confesó que en la entrada del restaurante les solicitaron quitarse la mascarilla, pero entendió que se trataba de un protocolo para comprobar sus identidades. «Cuando entramos había una banda tocando, ni siquiera podía escucharla tan bien», aclaró.

Pero para el gerente del local, habérselas puesto luego ingresar fue un acto de rebeldía. «No quisieron, así que les pedimos que se fueran», señaló Tom a KTVT.

A pesar de que ya habían comprado comida y que tenían un hijo en casa con fibrosis quística, tanto la camarera como su jefe no dieron el brazo a torcer. «No queríamos montar una escena. No queríamos irnos enojados ni nada. Simplemente pagué y nos fuimos», recalcó la clienta.

Asimismo, agregó que desea respetar a los negocios pequeños, ya que debido al covid «la economía es muy difícil». Sin embargo, tildó el negocio de poco profesional y «tampoco es muy hospitalario»

Luego del trato amargo, la Natalia Wester expresó que al menos en Texas no existe «un buen ambiente» para organizar este tipo de salidas. «Tal vez no debería salir más», sentenció.


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