Natación: cómo enseñar a nadar a tu hijo y a qué edad ya puede comenzar
Los niños que tienen de 1 a 5 años no deben saber nadar perfectamente, pero sí pueden aprender cómo flotar y cómo salirse de la piscina, afirma un pediatra del hospital de niños de Phoenix, Arizona
La natación es uno de los deportes más sanos y versátiles que puedes enseñarle a tu hijo o hija desde sus primeros años de vida. La destreza en el agua es un valioso aporte para su desarrollo físico y cognitivo, además de ser una habilidad que más adelante puede proteger su vida. Sin embargo, no solo se trata de lanzarlo a una piscina, aprender a nadar requiere de un proceso que inicia desde perder el miedo.
De acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el ahogamiento es la principal causa de muerte en niños de 1-2 años. «NUNCA deje a un niño pequeño solo cerca del agua (por ejemplo, la bañera, piscina, estanque, lago, bañera de hidromasaje o el mar) sin supervisión. Coloque cercas alrededor de una piscina», recomiendan estos organismos.
Pero el doctor Gary Kirkilas, pediatra del hospital de niños de Phoenix, Arizona, considera que la mejor alternativa para contradicer el fatídico dato de los CDC es enseñar a nadar a tu hijo. “Los niños que tienen de 1 a 5 años no deben saber nadar perfectamente, pero sí deben saber cómo flotar y cómo salirse de la piscina. Mientras más contacto tenga y se sientan cómodos en el agua, mejor”, afirmó el especialista, según reseña Univisión.
Asimismo, indicó que los pequeños podrían aprender a nadar (o al menos flotar) desde los 6 meses. Lo más importante es saber guiarlo, que reciba buenas instrucciones y que interactúe con el agua frecuentemente.
Cómo enseñar a nadar a tu hijo en 5 pasos
Hazle sentir seguridad
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La primera parte del entrenamiento es completamente psicológica: perder el miedo. Aunque hay algunos niños se sienten como peces en el agua, otros necesitan un poco más de tiempo.
Una buena estrategia es que te metas con él en la piscina, de modo que al verte siente mayor confianza e ir renunciando al temor poco a poco, explica Etapa Infantil. Bajo ninguna circunstancia lo obligues, sobre todo si se resiste, ya que en lugar de ayudarlo podrías desarrollarle una hidrofobia (miedo irracional al agua).
Las lecciones inician con los pies en el suelo
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Busca el espacio de la piscina donde pueda tocar el fondo con sus pies y que el agua lo cubra por debajo de los hombros. De este modo tu pequeño se sentirá seguro y se atreverá a ir un poco más allá de su zona de confort. Anímalo en todo momento.
Enséñale las respiraciones
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Como verás, en los primeros tres pasos para aprender a nadar ni siquiera se han movido los brazos y piernas, ya que es un proceso que comienza en lo psicológico y continúa hasta lo físico.
Es de suma importante que le enseñes cómo contener el aire mientras está debajo del agua para que no se la trague. Desde la propia bañera del hogar puedes empezar a instruirlo, haciéndolo tú y luego pidiéndole que lo hagan juntos.
Patadas y brazadas
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No solo se trata de mover las piernas y los brazos, sino también de tener coordinación, lo que aprenderá con la práctica constante. Sostén a tu pequeño o pequeña desde el abdomen mientras lanza algunas patadas, ahora solo debes instruirle en el movimiento correcto y sin que flexione tanto las rodillas.
La brazada consiste en levantar el brazo, pasándolo por encima de su cabeza y luego introducirlo en el agua para impulsarse, en una especie de movimientos circulares. Si esta técnica te es complicada de impartirle, siempre hay excelentes instructores para guiarlo. ¡Mucha paciencia!
La motivación es fundamental
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No lo lleves a la piscina cada dos o tres meses, porque si quieres que aprenda de verdad, necesitará al menos dos o tres sesiones semanales. Una vez que tu pequeño aprenda las técnicas más básicas, anímalo a continuar y permite que la natación lo eduque con disciplina.
El instructor será quién indique cuánto tu hijo estrá listo para nadar en espacios más hondos, e incluso con otros niños. Si lo estás haciendo por tu cuenta, nunca lo pierdas de vista hasta asegurarte que su habilidad está mecanizada.