4 errores al tomar tus medicamentos y que podrían reducir el efecto
Cuando tomas medicamentos delicados, como ansiolíticos o tratamientos para la presión arterial, es fundamental que conozcas los errores que no debes cometer al consumirlos, porque podrías reducir el efecto
Aunque estés tomando un fármaco de calidad, es decir, no genérico, sino que proviene de un buen laboratorio farmacéutico, aún podrías cometer errores que reducen el efecto. Por ejemplo, ¿Sabes cuál es el mejor momento del día para consumir los antihistamínicos? Al considerar estos detalles, el tratamiento te ofrecerá los resultados que esperas.
Es fundamental que lo tomes en cuenta, sobre todo cuando consumes medicamentos para la presión arterial, ansiolíticos y analgésicos, porque si no consigues el efecto deseado, terminarás aumentando la dosis, otro error que sí podría ser peligroso.
4 errores que podrían reducir el efecto de tus medicamentos
Tomar el fármaco en cualquier momento del día
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No es lo mismo tomarse un protector gástrico en ayunas que después del mediodía, donde ya has consumido tu desayuno y almuerzo, por ejemplo. En este caso, lo mejor es tomártelo a primera hora del día y en ayunas.
Lo mismo sucede con otros medicamentos, porque la interacción con alimentos puede alterar o reducir el efecto.
Si tu tratamiento es con receta, esta debería contener la indicación exacta. De lo contrario, el farmaceuta también está calificado para orientarte, a menos que sea un fármaco muy delicado y te aconsejará que consultes con el especialista.
Tomarlo con otra bebida que no sea agua
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Gracias a que el agua no tiene sabor ni aditivos, jamás va a interactuar con algún medicamento, por lo que conservará el efecto real y esperado de un fármaco.
Por tal motivo, un estudio explica por qué nunca deberías tomar una medicina con otro líquido que no sea agua. Los refrescos, jugos, e incluso el café, pueden alterar la composición química del fármaco, reduciendo el efecto.
Aumentar la dosis sin que tu médico lo indique
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Es algo muy común con los analgésicos y los ansiolíticos, porque la dosis debe ser aumentada por el médico especialista, que de seguro lo hará gradualmente. Sucede, por ejemplo, con el tramadol.
El grave error de hacerlo tú mismo es que podrías aumentar la dosis de manera desmedida. Y aunque ahora obtienes un efecto más potente, que también es peligroso, corres el riesgo de experimentar un efecto rebote.
Comprar un fármaco genérico más barato
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Cuando tu médico escribe la receta, se asegura de que consumas un tratamiento que va a surtir el efecto deseado, por lo que indica fármacos originales y de buena calidad. De hecho, es muy poco probable que escatime en gastos.
Si el medicamento está fuera de tu alcance económico, puedes consultarle por otras opciones más accesibles, lo cual es válido, pero la idea es que el especialista lo sepa y lo apruebe.
Por ejemplo, el olmesartán es un fármaco para combatir la hipertensión y es comercialmente vendido como «Olmecar» y «Biocor», que son de buena calidad. Pero en una farmacia podrías conseguir uno genérico, que tal vez solo se llame como el componente activo.
Si vas a comprar esa opción, por ser más económica, es recomendable que primero lo consultes con el cardiólogo, a fin de no correr riesgos con tu salud cardiovascular.
Comprar y consumir la dosis incorrecta, así como mezclar el fármaco con otros, son otras fallas que indudablemente van a contrarrestar el efecto del tratamiento.