Hijos de 30 que no se van de casa enferman a sus madres

De acuerdo a un estudio, los hijos mayores de 30 años pueden enfermar a sus madres cuando son adultos y no "vuelan" de casa, aumentando cargas financieras

La "convivencia extendida" provocaría una tensión financiera, que es precisamente el motivo que comienza a causar daños en la salud de una madre.

La "convivencia extendida" provocaría una tensión financiera, que es precisamente el motivo que comienza a causar daños en la salud de una madre. Crédito: Freepik

¿Tienes más de 30 años de edad y aún vives en la casa de tus padres? Pues ten cuidado con tu madre, porque una investigación científica reveló que podrías enfermarla por nunca haberte ido del hogar, a hacer tu propia vida. El estudio aclaró que sucede en mayor medida con hijos hombres.

Según el artículo publicado en la revista Science Direct, la convivencia con hijos adultos, especialmente mayores de 30 años, puede provocar efectos negativos en las madres, debido a las cargas financieras.

Los investigadores dijeron que esta «convivencia extendida» implica que las madres hagan gastos adicionales, lo que afecta su estabilidad económica y familiar.

Todo esto provocaría una tensión financiera, que es precisamente el motivo que comienza a causar daños en la salud de una madre. Por ejemplo, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y accidente cerebrovascular (ACV).

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En algunos casos, esta situación ocurre por una madre tóxica.


Madres de hijos mayores que viven en casa podrían sentirse invadidas

En el llamado ciclo de la vida, dependiendo de la cultura familiar que se practique en el lugar donde vives, la tradición es que un hijo abandone el hogar, se una a su pareja y forme un nuevo hogar.

Cuando esto no sucede, sino que el hijo se hace adulto y continúa en casa, el estudio señala que las madres pueden sentir que su espacio personal y tiempo están invadidos. Esto provoca una falta de control, libertad y autonomía, lo que aumenta la frustración.

Ese tipo de emociones, sumado al estrés, es lo que comienza a deteriorar la salud de una madre. En principio, podría experimentar dolores musculares, digestivos y migrañas, lo que luego se convierte en un desgaste emocional que debilita el sistema inmunológico.

Los expertos también aclararon que la persona más afectada suele ser una madre, debido a las responsabilidades que asume en casa, como mantener lazos de familia, cuidar a otros miembros y resolver más trabajos domésticos.

Esta situación se conoce como «síndrome del nido lleno»

Cuando un ave cría a su pichón, se espera que se alimenta, crezca y vuele, abandonando el nido para diseñar el suyo con una pareja. En el entorno humano, cuando esa «ave» no se retira de la casa, se dice que en dicho hogar se vive el «síndrome del nido lleno».

Y los investigadores reiteran que la madre es quien experimenta frustración y ansiedad, no solo por ver que su espacio está invadido, sino por no ver que su «cría» vuela de casa, lo que podría traducirse en fracaso.

Finalmente, indican que la tensión de convivencia puede evitarse cuando se establece límites y equilibrios, además de buscar apoyo emocional o profesional para que el hogar fluya de manera sana. Si un hijo no se va de casa, al menos debe apoyar en sostenerlo.


La información contenida en este artículo es solo para fines educativos e informativos y no pretende ser un consejo médico o de salud. Siempre consulte a un médico u otro proveedor de salud calificado con respecto a cualquier pregunta que pueda tener sobre una condición médica u objetivos de salud.

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