Por qué expertos creen que la mayoría de las personas no saben realmente lo que quieren de una pareja

Entender o no la diferencia entre la atracción física, la química y las casualidades del amor podrían ser el motivo por el que la mayoría de las personas no saben realmente lo que quieren de una pareja

No saber lo que quieres de una pareja

No saber lo que quieres de una pareja puede llevarte al vacío emocional y a creer que el amor no fue hecho para ti. Crédito: Shutterstock

El amor y la atracción, entrelazados en algo que muchos psicoterapeutas suelen llamar «química de pareja», podrían ser más complejos de lo que creías. El amor es complicado, irrefutablemente, desde cómo hacer que una relación perdure en el tiempo, siendo sana y efectiva, pero incluso antes de ese proceso hay un punto más debatible entre los expertos: qué es lo que realmente quieres de una pareja.

«Mi novio no sabe lo que quiere», ¿Cuántas veces has vivido o te han contado ese escenario? Pues la respuesta podría estar en la diferencia entre la atracción física, la verdadera química y las coincidencias o casualidades del amor.

Aunque todo pareciera estar unido en una misma pelota, lo que te lleva a otra teoría: la existencia del «amor de tu vida», entender que esos tres elementos no están necesariamente ligados, ofrece un por qué la mayoría de las personas no saben lo que quieren de una pareja.

Pudieras estar deseando a un moreno como Michael B. Jordan, un típico guapísimo al estilo Zac Efron o tal vez a una voluptuosa Kim Kardashian. Sin embargo, esa atracción física no genera una química de pareja, por lo que luego pudieras darte cuenta de que no era tanto lo que querías.

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Asimismo, también puede suceder que la persona que menos creías atractiva para ti, de la noche a la mañana, se convierte en alguien realmente irresistible, debido a un chispazo o tal vez una casualidad, positiva o trágica, que les «destinó» en un momento impensado.

Dan Conroy-Beam, investigador de la formación de relaciones y psicólogo de la Universidad de California en Santa Bárbara, analiza que las personas pueden saber «más o menos lo que quieren», pero considera que la atracción es impredecible.

«He oído a la gente decir: ‘La atracción es como un terremoto’, pero no se puede predecir cuándo va a suceder de antemano. Es inherentemente impredecible» (…) «Y luego hay otro campo, en el que tiendo a caer, donde las personas probablemente saben más o menos lo que quieren».


La atracción puede derrumbar aquello que piensas querer en una pareja

Las personas dicen que quienes valoran lo físico por encima de las cualidades son superficiales, pero existe una gran realidad: los atributos físicos son una carta de presentación visual, mientras que descubrir la personalidad necesita de acercamiento y comunicación.

Esto lo tiene claro la coach Tennesha Wood, dueña de una agencia casamentera para profesionales de color, quien a través de dinámicas con sus clientes escucha peticiones como: «Quiero a alguien educado, atlético, atractivo, que tenga muy buenos valores familiares».

«Digamos que es el caso de una mujer. Le encuentro un hombre con todas estas cualidades y le puse frente a él, pero mide 5 pies 8 pulgadas (1.64 metros), e inmediatamente, todas esas otras cualidades que ella quería parecen ser menos importantes debido a esto», contó la experta.

Lo mismo puede ocurrir al contrario, que unos ojos azules, una barba predominante o unas atractivas caderas son lo que te atrae físicamente, pero no es lo que realmente quieres en una pareja.

Las casualidades o coincidencias pueden descubrir y construir el amor

Para Paul Eastwick, psicólogo de la Universidad de California Davis e investigador de las relaciones de pareja, el amor no se descubre, sino que crece. Su teoría refuerza la compatibilidad y el desarrollo de una química de pareja a través del tiempo, suponiendo al menos un poco de atracción.

Sin embargo, las casualidades o coincidencias al conocer a una persona pueden ser determinantes para descubrir algo que quizás ni tú sabías que querías.

Esa casualidad puede ser positiva: compartir una oficina, tener amigos en común, el romántico tropiezo en plena calle o que tal vez tu hijo y el de ella se junten para jugar en un parque. Pero también pueden ser coincidencias trágicas, por ejemplo, que contaste con el apoyo de esa persona en un momento de angustia o desespero, como un accidente, una enfermedad o una situación que te genera miedo.

Precisamente, esas casualidades pueden llevarte a descubrir el amor, lo que realmente buscabas en alguien, dejando la atracción y la química de pareja en el banco de suplentes.


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