Por qué NO debes ser tan complaciente con los demás: 3 riesgos para tu salud mental
Según Milan y Kay Yerkovich, una pareja especializada en terapia de familia y matrimonio, ser muy complaciente es un hábito que se adopta desde la infancia, en la forma que fuiste criado, lo que pone en riesto tu salud mental
Ser demasiado complaciente es la parte negativa de lo que significa la condescendencia. En el buen sentido, este término denota «deseo por complacer» o «darle un gusto» a alguien más. Sin embargo, en la otra cara de la moneda los expertos en psicología lo definen como una «amabilidad forzada» relacionada a la superioridad que nos transmite otra persona.
El pastor Milan Yerkovich y su esposa Kay Yerkovich, terapista de familia y matrimonio, afirman que la significativa complacencia proviene de uno de los «5 estilos de amor» con el que fuimos criados.
Desde su sitio How we love, apuntan: «Los complacientes generalmente crecen en un hogar con padres/cuidadores críticos, demasiado protectores o enojados». Esta conducta, evidentemente, se queda en la edad adulta.
«Como adultos, los complacientes han desarrollado la habilidad de leer el estado de ánimo de quienes le rodean para asegurarse de que puede mantener a todos felices», sugieren Milan y Kay Yerkovich.
Sin embargo, otros expertos opinan que la necesidad de complacer a los demás surge más bien de un sentimiento de inseguridad, rechazo y baha autoestima. Es decir, hacer felices a quienes te rodean puede ser una falta de satisfacción interior.
Esa complacencia te lleva a también ser perfeccionista e impecable, pero ni siquiera contigo mismo, sino solo para lograr una falsa consideración de los demás hacia ti.
Esta faceta «oscura» de la condescendencia es la que puede comprometer tu salud mental, elevando el riesgo de padecer hasta tres problemas que poco a poco van dañando tu estado de ánimo y personalidad.
3 riesgos para tu salud mental al ser tan complaciente
Cuadros de estrés
1
Querer ser complaciente no significa que siempre lograrás satisfacer las nececidades de los demás o resolver sus problemas.
Cuando esto no ocurre, entras en un estado de estrés porque desafortunadamente asumes esos asuntos ajenos como si fuesen tuyos. Por si fuese poco, aquellas necesidades que no has podido complacer las tendrás almacenadas en una «lista de cosas por hacer», lo que genera más inquietud.
Desarrollar agresividad pasiva
2
Según los expertos de Mayo Clinic, la conducta pasivo-agresiva «consiste en expresar sentimientos negativos de forma indirecta en lugar de abordarlos abiertamente».
Cuando te sientes sin otro remedio que satisfacer las necesidades de los demás, por ejemplo en una oficina, puedes desarrollar un resentimiento y frustración. La combinación de ambas emociones son parte de la agresividad pasiva. Prácticamente sientes una ora silenciosa hacia ti mismo.
Baja autoestima
3
Es una consecuencia de preocuparse constantemente por los demás, perdiendo el foco de la importancia que debes darte.
En algunos casos, el exceso de complacencia ocurre porque ya tienes una baja autoestima alimentada, pero también es algo que se desarrolla con el mal hábito de complacer a quienes ni siquiera tienen un gesto contigo.
Tu cuerpo y mente sienten cosas que no puedes evitar. Incluso, el miedo a ser rechazado por no satisfacer las peticiones de alguien también puede conducirte a cuadro grave de baja autoestima.