Soledad en la vejez: 4 circunstancias del crecimiento y rasgos de la personalidad que la condicionan
Un estudio de la Universidad de Economía y Negocios de Viena determinó que la soledad fue 1
Hay 4 circunstancias del crecimiento y rasgos de la personalidad de cada persona que condicionarían el hecho de que una persona envejezca en soledad o acompañado, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Economía y Negocios de Viena, Austria.
El estudio, publicado en la revista de acceso abierto PLOS ONE, se enfocó en un tema de creciente interés durante la última década: la soledad, debido a que se ha demostrado que está relacionada con la mala salud y aumenta con la edad.
No tener con quien compartir los últimos años de vida se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales, un deterioro de la salud física y está vinculada a la mortalidad y una mayor utilización de la atención médica.
La investigación fue dirigida por Sophie Guthmuller de la Universidad de Economía y Negocios de Viena y analizó los datos de la Encuesta transnacional sobre salud, envejecimiento y jubilación en Europa (SHARE).
Esta base de datos recopila información de personas de toda Europa de 50 años de edad o más sobre salud, estado socioeconómico y redes sociales y familiares.
Guthmuller expuso que si bien la mala salud es el principal factor relacionado con la soledad en la vejez, el apoyo social en la vejez también explica el 27.05% de la varianza de la soledad, los rasgos de personalidad el 10.42% y las circunstancias de vida durante la infancia el 7.50%.
Las probabilidades de soledad a partir de los 50 años fueron 1.24 veces más altas para las personas que rara vez o nunca tuvieron amigos cercanos en la infancia en comparación con las personas que tenían.
Asimismo, 1.34 veces más altas para las personas que tuvieron una relación regular o mala con su madre cuando eran niños en comparación con aquellos con una excelente relación materna.
Mientras que fue 1.21 veces mayor cuando se creció en un hogar con poca riqueza en comparación con los de un hogar rico.
Además, la soledad fue 1.20 veces más común en individuos con personalidad neurótica y menos común en aquellos que puntuaron alto en escrupulosidad, extraversión, amabilidad y franqueza.
Guthmuller concluyó que las intervenciones tempranas son clave para abordar la soledad posterior y que las intervenciones destinadas a aumentar el apoyo social en la vejez deben adaptarse a todos los tipos de personalidad.
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