Tics nerviosos por ansiedad: cuáles son los más comunes y cómo aprender a controlarlos

El doctor Antonio Cano, catedrático de la psicología en España, señala que quien sufre de ansiedad puede desarrollar tics nerviosos, sobretodo cuando se somete a frecuentes episodios de estrés

tics nerviosos por ansiedad

Los movimientos involuntarios en los labios se consideran un tipo de tic nervioso psicomotor. Crédito: Freepik

En su definición más acertada, los tics nerviosos son una «contracción involuntaria de los músculos» y que pueden variar su intensidad. A estos movimientos se les llama ‘tics’ ya que son bruscos y cortos, siendo una característica propia del trastorno de ansiedad, sin embargo, no todos lo padecen. De acuerdo a la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), tienden a aparecer en adultos que probablemente ya los padecieron durante la infancia.

En este sentido, el doctor Antonio Cano, presidente de la SEAS, reitera que puede tratarse de algo «aprendido o biológico», siendo más propenso en unas personas que otras, reseñó para Europa Press.

Según el experto, quien sufra de ansiedad puede desarrollar estos espasmos cuando se somete a frecuentes episodios de estrés. «Atender muchas tareas de gran exigencia incrementa la probabilidad de que aparezca o reaparezca, así como de que aumenta la fracuencia de los tics», señaló el doctor Cano.

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Los tics nerviosos también están asociados al síndrome de Tourette, que de acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se define como una afección del sistema nervioso o trastorno neuropsiquiátrico.

«Padecer tics es parecido a tener hipo: puede ser que uno no quiera tener hipo, pero el cuerpo lo hace de todas maneras. A veces las personas pueden controlarse y no hacer ciertos tics por un rato, pero es difícil. Llega un momento en que la persona tiene que hacer el tic», detalla la principal agencia de salud de Estados Unidos.

Cuáles son los tics nerviosos por ansiedad más comunes


Tics motores

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Se refiera a cualquier movimiento involuntario del cuerpo que se produce en una situación de estrés, bien a través de rabias, tristezas o nervios.

Algunos de los más comunes son: mover la parte inferior del párpado, parpaderar con más frecuencia de la normal, sacudir un brazo, hacer cortas inhalaciones con fuerza y encogerse de hombros.


Tics vocales o sonoros

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Son todos aquellos «ruidos» que hacemos con la voz, muchas veces sin darnos cuenta, ya que proviene de una reacción involuntaria. Los más frecuentes son: Tartamudear palabras, tararear, aclararse la garganta, aumentar el tono de voz o incluso disminuirlo.

Cabe destacar que los tics motores y vocales se dividen a su vez en «simples» y «complejos». Los primeros son aquellos que involucran pocas partes del cuerpo o escasas reacciones, tal como parpadear o emitir sonidos con la nariz. Por su parte, los complejos se producen cuando se recopilan dos o más tics, siendo más necesario un tratamiento para controlarlos.

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Cómo aprender a controlar los tics nerviosos

El doctor Antonio Cano afirma que estas manifestaciones del cuerpo mejor cuando el paciente aprende «técnicas de relajación o reestructuración cognitiva», que ayudan a «disminuir la actividad fisiológica», es decir, la frecuencia e intensidad de los tics nerviosos.

Los CDC recomiendan la «inversión de hábito o contracondicionamiento», que es un tipo de terapia conductual que se realiza en dos etapas. La primera es un «entrenamiento para elevar la concientización» de estos tics nerviosos, es decir, aprender a identificar cuándo y en qué parte del cuerpo se están produciendo, y la segunda es «la respuesta incompatible o sustituta», que consiste en hacer otro movimiendo distinto al del tic una vez que se logra detectar.

Otra terapia que destacan los CDC es la Intervención Global de Comportamiento para Tics (CBIT), que además de incluir el entrenamiento anterior, ofrece otras estrategias como la educación sobre los tics y técnicas de relajación. Esta terapia es la más eficaz para reducir los síntomas y otros impedimientos en niños y adultos, relacionados con estos movimientos involuntarios.


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