Abuso emocional: 5 cosas que debes evitar al ser mamá o papá

Ninguna persona es perfecta, es cierto

evitar al ser mamá o papá

Los padres que abusan emocionalmente de sus hijos pueden usar el aislamiento como una herramienta para que no se relacionen con amigos, familia o autoridades. Crédito: Pexels

El abuso emocional es un tipo de maltrato que pueden ejercer las personas consciente o inconscientemente. No deja marcas visibles, pero sí heridas para todo la vida. Cuando asumes la maternidad o paternidad, hay 5 cosas que debes evitar para no inflingirla a tu hijo.

Hay que decirlo: no todas las personas que tienen hijos han hecho el trabajo de sanar sus propios traumas. En consecuencia, siguen pasando “la vara del abuso” porque eso es lo único que conocen, porque para ellos así se ve el amor de los padres.

No obstante, para aquellos que han hecho un poco de reflexión sobre lo que está bien o mal y lo que ellos desean para sus propios hijos, resulta útil darse cuenta de los patrones poco saludables que tenían en su familia y que no desean repetir.


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Ninguna persona es perfecta, es cierto. Sin embargo, hay que preguntarse de qué manera podemos mejorar cada día en función de ser la mejor versión para nuestra descendencia.

Si algo te hirió en el pasado, lo más natural es que no quieras que tus hijos pasen por lo mismo. A propósito de ello te decimos 5 que nunca debes hacer con tu pequeño, porque si lo haces es abuso emocional.

1. Aislar a tu hijo

Los padres que abusan emocionalmente de sus hijos pueden usar el aislamiento como una herramienta para que no se relacionen con amigos, familia o autoridades.

Es una forma de control que podría evitar que desarrollen habilidades sociales y busquen ayuda, cuando la necesiten.

La doctora Lauren Kerwin, psicóloga clínica licenciada en práctica privada, dijo a Insider que el aislamiento por abuso es muy diferente a cuando se trata de un castigo por una conducta inadecuada.

Indicó que el aislamiento abusivo trata de disuadir a los niños para que rechacen a ciertos miembros de la familia, inventan excusas sobre por qué no pueden ver a sus amigos, encerrar de forma arbitraria, etc.

2. Intimidación

La intimidación es otra herramienta de abuso y otro comportamiento que deberías evitar como padre o madre, debido a que hace que los niños se sientan impotentes, desesperanzados y asustados.

Los arrebatos de intimidación, que puede ser tanto físico como emocional, pueden hacer que los pequeños desarrollen con el tiempo síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT).

3. No demostrar afecto

Una figura paterna o materna debe ser sinónimo de amor y protección. Acá importa tanto lo que haces, como lo que dejar de hacer como tutor de un niño.

No demostrar afecto o no hacerlo para influir en su comportamiento, envía el mensaje de que tu amor es condicional: solo cuando te complazcan expresarás tu afecto por él o ella.

4. Comparar a tu hijo con los demás

Sí, es cierto que la comparación es un instinto natural que tenemos las personas e incluso los animales y naturalmente puedes ver las fortalezas y debilidades de tu pequeño en comparación con sus compañeros del colegio, por ejemplo.

No obstante, verbalizar esas comparaciones puede hacerle mucho daño a tu hijo. Incluso si se trata de un hermano u otro miembro de la familia.

La doctora en Psicología Tara Krueger, directora nacional de Servicios de Terapia Familiar, explicó a Insider que no se trata de que deliberadamente quieras lastimar a tu hijo al compararlo, sino para intentar motivarlo a comportarse de una manera particular, pero puede crear impactos a corto plazo, como ira y vergüenza, e incluso impactos a largo plazo, como la disminución de la autoestima y la falta de confianza en los demás.

5. Priorizarte antes que a tu hijo

El autocuidado de los padres y las madres como cuidadores de sus propios hijos debe ser una prioridad en función de que puedan asumir su rol de manera efectiva y sobre todo regulada.

Pero, Krueger destacó que, cuando un padre constantemente prioriza sus necesidades por encima de las de su hijo, eso puede manifestarse en abuso con el tiempo, especialmente cuando el niño es demasiado pequeño para tener los recursos para cuidar de sí mismo.

El mejor ejemplo de ello es la película Matilda, en la que la niña con poderes tenía unos niveles de suficiencia asombrosos. Se preparaba el cereal, iba al colegio, estudiaba fuera de casa y regresaba por su cuenta. Sin embargo, todo esto era consecuencia de la ausencia de sus tutores.

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