4 pros y 4 contras de residenciar a un familiar con demencia en una casa hogar

Mi madre fue diagnosticada con demencia hace más de ocho años, dos años atrás decidí residenciarla

4 pros y 4 contras de residenciar a un familiar

No pretendo convencer a nadie de que la mejor solución son las casas hogares. Cada familia y cada cuidador sabe qué condiciones emocionales, económicas y estructurales tiene y alrededor de eso puede tomar la mejor decisión para su familiar con demencia y para ellos. Crédito: Pexels

La tarea de cuidar a un familiar con una enfermedad neurodegenerativa es agotadora. Delegar el cuidado es indispensable para el cuidador principal y hay muchas maneras de hacerlo. Una de ellas las residencias para ancianos o casas de retiro. Te digo 4 pros y 4 contras de residenciar a un familiar con demencia en una casa hogar, según mi experiencia.

Mi madre fue diagnosticada con demencia muy joven, a los 58 años. Lo que significa que venía padeciendo con esta enfermedad neurodegenerativa desde hace años atrás. Asumí ser responsable por ella desde ese momento, y seis años más tarde estaba completamente quemada.

Debía delegar su cuidado y la mejor opción para mí fue residenciarla en una casa hogar. A día de hoy, lamento no haber tenido la determinación ni los recursos para hacerlo antes.

No me arrepiento de haberla internado, estoy muy consciente de que era lo más adecuado para ella, en función de que tenga la atención que merece; y conmigo, debido a mis condiciones particulares.

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Me gustaría resaltar, que con este artículo no pretendo convencer a nadie de que la mejor solución son las casas hogares. Cada familia y cada cuidador sabe qué condiciones emocionales, económicas y estructurales tiene y alrededor de eso puede tomar la mejor decisión para su familiar con demencia y para ellos.

En mi caso, mi mami y yo vivíamos sola. No contaba con el apoyo constante de familiares que me permitiera tener tiempo de descanso y tenía el síndrome del cuidador quemado, que me dejaba con cada vez menos fuerzas para cuidar.

La opción de residenciar se convirtió en el mejor escenario para mis condiciones, y estos son los que considero 4 pros y 4 contras de mi decisión.

Beneficios de internar a un anciano en una residencia:

  1. Atención y actividades de estimulación: los centros de cuidados para ancianos cuentan con una agenda que permite a los ancianos con demencia (o sin ella) estar más estimulados de lo que estarían en casa.

2. Personal calificado: las residencias cuentas con un staff de cuidadores, enfermeras y geriatras que se rotan por guardias y que están calificados para atender a nuestros viejitos. Siempre habrá diferencias, como las habría con cualquier otro familiar a cargo del cuidado, lo importante es comunicarlos para resolver esas diferencias. Como representantes de los ancianos que internamos en estos lugares estamos en el derecho de solicitar información del desempeño profesional de estas personas con nuestros familiares.

3. Emergencias más controladas: con la edad y las enfermedades neurodegenerativas llegan aún más emergencias. Conozco el caso de una amiga, a quien su mamá casi le incendia la casa porque dejó una hornilla encendida; otra que, tras llegar del trabajo, consiguió a su abuela en el piso con el hombro fracturado por caerse de las escaleras. Este tipo de eventos pueden salirse de las manos en el hogar, pero en las casas de retiro hay todo un protocolo para eventualidades.

4. Interacción y actividades sociales: creo que esta es de mis ventajas favoritas. La cantidad de interacciones sociales que tienen los viejitos en las residencias es mucho mayor a la que tendrían en casa, esto también oxigena su cerebro y ralentiza la progresión de la enfermedad. Además, también aplica para el cuidador, quien tiene ahora el tiempo para poder participar de las actividades sociales de sus círculos.


Contras de residenciar a un anciano en una casa hogar:

  1. Costos elevados: en países donde las residencias no son pagadas por el estado y funcionales (que no siempre van de la mano), hay que pagar elevados costos por este servicio. Por supuesto que hay sitios más costosos que otros, dependerá mucho de las condiciones del recinto, la ubicación, la comida, el personal y los tipos de actividades que promuevan en la casa. Asimismo, en la mayoría de los lugares deben pagar adicionalmente las medicinas y los insumos que requiere el paciente.

2. Costos adicionales antes emergencias: además de la matrícula del recinto, las emergencias de las que hablaba antes no están incluidas y pueden resultar costosas para la familia.

3. Limitada capacidad de toma de decisiones: al internar a un viejito en una casa hogar tiene que someterse a las rutinas de ese lugar en particular. Entonces, a veces, las voluntades particulares pasan a un segundo plano. Es decir, la hora a la que comen, a la hora que duermen, el tipo de dieta que llevan, etc.

4. Supervisión limitada de la familia: la mayoría de las residencias tiene un horario de atención en el que los familiares podemos visitar. Eso significa que debemos organizar nuestro día en función de ese horario en particular. En un principio este aspecto me generaba perspicacia respecto a las demás horas fuera del horario, pensaba que era una forma de controlar lo que los familiares vemos de los cuidados de la casa de retiro. Sin embargo, la realidad es que durante las mañanas se realizan muchas labores de aseos de pacientes en instalaciones, y casi que inmediatamente después viene la comida del almuerzo.

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