5 beneficios del caldo de huesos: cómo prepararlo

El caldo de huesos ha tomado gran espacio en las redes sociales, sobre todo que se posiciona entre las tendencias de canales de alimentación saludable y estilo de vida, porque incorporarlo a tu rutina puede contribuir para que tengas un mayor bienestar

caldo de huesos

Lo mejor del caldo de huesos es que hacerlo en casa es muy fácil y económico. Además de resultar una base perfecta para arroces, asopados, sopas, cremas, etc., pero a la vez simple, porque lo puedes tomar solo, calientito. Crédito: Pexels

¿Has escuchado hablar del caldo de huesos? Probablemente, lo hayas visto en algunos supermercados y su precio es un gasto considerable de forma habitual, pero puedes preparar en casa este poderoso concentrado, te decimos cómo hacerlo y 5 beneficios de su consumo habitual.

El caldo de huesos ha tomado gran espacio en las redes sociales, sobre todo que se posiciona entre las tendencias de canales de alimentación saludable y estilo de vida, porque incorporarlo a tu rutina puede contribuir para que tengas un mayor bienestar físico e incluso mental.

Beneficios del caldo de huesos

Esta sustancia es rica en colágeno, una proteína animal, que en esta presentación se vuelve biodisponible, es decir, que es muy digerible y aprovechable para tu organismo. Estas moléculas de colágeno se dividen en tres tipos: las que salen de huesos, tendones, ligamentos y piel; las de cartílagos; y finalmente, las de los músculos. El caldo de huesos contiene los tres.

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Los expertos recomiendan consumir este consomé de manera regular, al menos una tacita para aprovechar sus 5 beneficios principales:

1-Es fuente de minerales, como el calcio, el magnesio, el azufre y el potasio

2-Mejora la salud de tu intestino (con muchas otras implicaciones por la regulación de la microbiota intestinal, como mejorar el sistema inmune)

3-Disminuye los dolores articulares, en especial si padeces de artrosis, osteoporosis, osteopenia, etc, gracias a la glucosamina y condroitina

4-Combate el envejecimiento prematuro, al ser fuente de aminoácidos como la arginina, glicina y prolina

5-Es excelente para uñas, cabello y piel por ser rico en gelatina y colágeno


Cómo prepararlo

Lo mejor de todo es que hacerlo en casa es muy fácil y económico. Además de resultar una base perfecta para arroces, asopados, sopas, cremas, etc., pero a la vez simple, porque lo puedes tomar solo, calientito.

El caldo de huesos está permitido de tomar en las horas de ayuno, así como el agua, el té o el café. Si eres mujer, recuerda adaptar tu alimentación y estilo de vida a tu ciclo menstrual para mejores resultados.

Para prepararlo necesitarás simplemente huesos, que los puedes comprar a tu carnicero o comprar bajo la etiqueta de “huesos para sopa” en el supermercado.

Lo ideal es que sean huesos de animales de pasto, los huesos de rodilla y de rabo aportarán más gelatina a tu caldo. Si estás haciendo caldo de pollo o gallina, añade cabezas, patas y cuellos.

Las piezas más útiles para esta preparación son aquellas a las que se les ve el tuétano y los cartílagos.

Los huesos de la carne y el pollo se pueden mezclar, pero si desea hacer de pescado debes prepararlo aparte.

Lo primero es meter los huesos al horno en 250° por un período de 40 minutos. Seguidamente, verterlos en la slow cooker, o crockpot y cubrirlos con agua y un punto de sal al gusto.

El caldo se puede hacer tan complejo como tú lo desees, agregando ajo, cebolla, y los aliños que quieras, pero sí es indispensable añadir una cucharada de vinagre de manzana para que contribuya a extraer los minerales al máximo.

Programa el electrodoméstico en High hasta que se haya calentado y luego continúa la cocción en Low. Este caldo de huesos puede cocinarse entre 24 y 48 horas en una temperatura muy bajita. Al calentar el caldo lentamente se conserva el colágeno y será más fácil que gelatinice.

Una vez transcurrido el tiempo, cuela el líquido y viértelo en un recipiente apto para la nevera, preferiblemente de vidrio.

Refrigera, y en un par de horas verás que la grasa se separó del caldo. Remuévela con una cuchara, pero no la botes, puedes usarla para cocinar y hacer sofritos.

Mientras tanto, la gelatina que se asentó es tu preciado y beneficioso caldo de huesos, ¡a disfrutar!

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