3 maneras de enseñar a tu hijo a expresar sus emociones y evitar las rabietas
Lloran, gritan, patalean, golpean y arrojan objetos por decir lo menos
Cuando los niños son pequeños viven a través de sus emociones y sentimientos. Te decimos 3 maneras de enseñar a tu hijo a expresarlas y evitar las rabietas.
La capacidad de regular lo que siente es una tarea difícil, sobre todo cuando se trata de emociones no placenteras, como el miedo, la tristeza y el enojo.
Lloran, gritan, patalean, golpean y arrojan objetos por decir lo menos. No es el escenario ideal de ninguna mamá, pero sí el punto de partida para enseñar a los pequeños a identificar y poner en palabras cómo se sienten.
Es importante comenzar a enseñar a los niños acerca de sus emociones lo antes posible, ya que sus sentimientos afectan todas las decisiones que toman. De hecho, esa será la base para un adulto con inteligencia emocional.
Nombra los sentimientos de tu hijo
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Como madre, padre o tutor debes enseñarle a tu hijo las palabras que describen sus emociones. Puede ser algo como: “Mamá tiene que ir a trabajar y estás triste de despedirte” o “Estabas enojado porque tu amigo te quitó tu juguete favorito”.
Ver películas, series, leer historias o dibujos animados es también una oportunidad para enseñarles. Haciendo una pausa, puedes preguntarle “¿Cómo crees que se siente el personaje en este momento?” y discutir los diversos sentimientos que puede estar experimentando y las razones por las cuales lo hace.
La idea es construir un “vocabulario emocional” para que pueda gestionar sus emociones de una manera más eficiente.
Los niños pequeños deben comenzar a notar que otras personas también tienen sentimientos. Hablar de cómo se pueden sentir los demás ante determinadas acciones puede ayudarlos a desarrollar la empatía.
Con los niños un poco más grandes se pueden incluir emociones más complejas como: estar frustrado, decepcionado o nervioso.
Habla de la sana expresión de los sentimientos
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Háblale a tu hijo de la sana expresión de los sentimientos. Lo más adecuado es enseñarle con el ejemplo, como todo en la crianza.
Puedes comenzar con tu experiencia: ¿Recuerdas cómo mamá se enojó ayer porque el fregadero de la cocina estaba atascado? Cuando me enojo, respiro hondo, cuento hasta tres y pienso en la mejor manera de resolver el problema.
O tal vez desde la de él: Estás molesto porque te está costando armar ese Lego. ¿Qué puedes hacer? Yo creo que puedes pedir ayuda o intentar hacerlo de nuevo. ¿Qué piensas?
No invalides sus sentimientos
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No invalides ni condenes los sentimientos de tu hijo. Se tiende a polarizar entre placenteros y no placenteros. A las primeras se les tilda de “buenas” y las segundas de “malas”.
La verdad es que todas las emociones son necesarias. Ayudar a los niños a identificar y expresar sus emociones significa resistir la tentación de castigarlos.
Al recurrir a estos métodos de castigo, los niños reciben el mensaje de que sus malas emociones son las culpables de sus malas conductas. Como resultado, intentan embotellar sus emociones hasta que llegan a un punto en el que un día se “desborda” a través de un episodio de crisis o rabietas.
En su lugar, enséñele a su hijo de manera proactiva cómo lidiar con las emociones incómodas.
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