Mi novio y yo nunca peleamos: qué tan saludable es una relación donde no hay discusiones
A un noviazgo donde nunca hay discusiones siempre le van a faltar condimentos que dan gusto al amor
Un buen amigo me dijo un día, en tono de broma: la única persona con la que un hombre o una mujer no pelea es con su amante. Que una pareja asegure que en su noviazgo nunca hay discusiones es porque algo extraño está sucediendo, más allá de que tengan mucho en común o se consideren una relación simbiótica. Las «peleas» más sanas entre novios son por errores humanos, falta de experiencia y división de opiniones, y no solo pueden ocurrir, sino que son necesarias.
Las discusiones por errores humanos conllevan al perdón, si es por falta de experiencia se produce un aprendizaje y si debido a la división de opiniones cada uno está demostrando sus gustos y personalidad, la cual es fundamental para que esa relación tenga complacencias, consentimientos o la simple nobleza de ceder ante lo que tu pareja quiere o desea en un momento determinado. ¿Vas entendiendo de qué va todo esto?
A un noviazgo donde nunca hay discusiones siempre le van a faltar condimentos que dan gusto al amor. Así como el exceso de peleas causa daño, cansa y aburre, la ausencia de ellas produce monotonía, un sinsabor extraño y probablemente no haya empatía, se vuelve tóxico. Incluso podría tratarse de que alguno de los dos miembros siente un terror injustificado de perder a su pareja y cede ante todo.
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Las «parejas ideales» son las que no pelean, pero las que «nunca se rinden» afrontan sus discusiones
En un artículo anterior, con el aporte del psicoterapeuta venezolano Carlos Fraga, definimos la diferencia entre estos dos tipos de pareja, siendo pertinente en qué tan saludable realmente es que no discutas con tu novio.
El especialista define los noviazgos donde nunca hay peleas como “relaciones vistas desde lo ideal, algo como: ‘nos encontramos, nos amamos para siempre y fuimos como una conserva completamente amalgamada’. Por ahí les llaman almas gemelas, pero son minoría y no necesariamente felices”.
Explicó que “ser ideales uno para el otro implica que hay algo de nosotros que no se puede separar y de alguna manera estamos presos en un ideal, en una burbuja que construimos y eso tampoco te da adultez. Por allí siempre la mesa tendrá una pata coja”.
Pero no se trata únicamente de tener discusiones o peleas, sino saber cómo afrontarlas. En una pareja que no se rinde, apunta Fraga, la pareja «sabe y es consciente de que esto es un camino, en tu estancia conmigo y yo contigo, en donde tenemos que ir mejorando y me va convirtiendo en mejor persona”.
“Cómo se te ocurre que el amor es no pedir perdón”, se preguntó. “Precisamente la relación se basa en permanentemente pedir perdón… porque me equivoqué, porque no supe qué hacer en el momento». Y cuando ocurren las discusiones y se niegan a rendirse es «porque saben que en el camino van a haber crisis«.
«Esas crisis implican que yo esté aterrado porque te puedes ir. Sin embargo, yo le voy a hacer frente a esa crisis, la vamos a hablar y vamos a buscar formas, tratando de entrar en un camino mucho mejor. Y si no podemos solos vamos a buscar ayuda, pero vamos a hacerlo”, analizó el psicoterapeuta.
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