Las razones por las que las mujeres no son el parámetro de las investigaciones médicas
Las mujeres no son el parámetro de las investigaciones médicas debido a que tienen variables biológicas que los científicos prefieren evitar a la hora de probar sus tratamientos
Las mujeres habitualmente no son el parámetro fundamental de las investigaciones médicas. La medicina sigue careciendo de perspectiva de género para su avance. Crédito: Shutterstock
¿Eres mujer y a la hora de tomar alguna pastilla o tratamiento presentas efectos adversos? Las mujeres presentan el 60% de los efectos secundarios a la hora de tomar los medicamentos.
La razón de ello se encuentra en la selección de los investigadores que en su mayoría ocupa a hombres y animales machos para someter a prueba las medicinas.
A pesar de que la población femenina constituye más de la mitad de la población mundial, el cuerpo de las personas nacidas con la combinación de cromosomas XX es bastante más complejo que el de los hombres.
Ni hablar de otras minorías que también están poco representadas en la ciencia como las mujeres y los hombres trans, quienes han sido sometidos a un régimen de reemplazo hormonal.
De acuerdo con el portal Medical Xpress, los cambios fisiológicos relacionados al ciclo menstrual, la hormonación de los métodos anticonceptivos y la variedad de los mismos; además de la menopausia son variables que los científicos prefieren evitar a la hora de realizar las investigaciones médicas.
Pero no es una decisión tomada por “flojera” sino, en la mayoría de las ocasiones, por la falta de financiamiento y los cortos períodos de tiempo para observar los resultados.
Incluso cuando la investigación con mujeres se realiza de manera adecuada, los hallazgos podrían no aplicarse a todas ellas.
Por ello, también habría que cuestionarse qué tanto conocemos sobre el cuerpo humano y sus reacciones a distintos componentes cuando el campo de la investigación se ha limitado al género masculino.
Las diferencias entre hombres y mujeres van más allá de las llamadas características sexuales primarias, como la forma del cuerpo o los genitales. Hormonal y genéticamente son distintos.
La asimilación o metabolización de los medicamentos no es proporcional, por lo que podrían requerirse diferentes dosis o formulaciones. Asimismo, las expresiones de las enfermedades no son las mismas entre hombre y mujeres.
Por ejemplo, en los ensayos clínicos relativos a patologías cardiovasculares el 38% de los estudios incluyen a hombres y mujeres (el resto, solo hombres o animales macho) y aún quedan sesgos, porque los resultados no se diferencian por sexo y se emplea el término general de “pacientes”. Así lo resaltó Carme Valls Llobet, directora del programa «Mujer, Salud y Calidad de Vida» en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios en España, al portal 20 Minutos.
Los científicos están al tanto de ello y abogan por estudios específicos concordantes con el sexo. Desde hace tres décadas se ha empezado a estudiar la ciencia de la diferencia y a partir del año 2019 los análisis que buscan diferenciar desarrollo y resultados por sexo han aumentado a la mitad.
“Antes de que se puedan dilucidar los mecanismos detrás de las diferencias sexuales en fisiología y enfermedad, se debe comprender fundamentalmente las diferencias sexuales que existen en la línea de base, es necesario”, reconoce una declaración de la Endocrine Society, el organismo internacional de médicos e investigadores que estudian las hormonas y tratan los problemas asociados.
Incluso los Institutos Nacionales de Salud exigen como requisito estudiar a ambos sexos para recibir fondos de investigación. Al menos de que se pueda hacer un caso sólido para estudiar solo un sexo.
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