“El Padre”, una película para promover la empatía con el cuidador y paciente de demencia
La película El Padre, dirigida por Florian Zeller, me sacude de gran manera al ser la cuidadora principal de mi madre, quien fue diagnosticada con demencia
La película El Padre, dirigida por Florian Zeller, me sacude de gran manera. Siento que la cinta es un ejercicio de empatía con los pacientes que padecen esta enfermedad neurodegenerativa y sus cuidadores o familiares.
La historia del viejo Anthony, interpretado por Anthony Hopkins, resuena en todas las personas que tenemos a una persona conocida con Alzheimer, demencia o cualquier tipo de deterioro cognitivo.
Mi madre fue diagnosticada con esta enfermedad neurodegenerativa a sus 58 años, bastante joven. Sin embargo, venía padeciéndola desde hace años atrás.
A pesar de las diferencias de edades con otros pacientes con el mismo diagnóstico, como el protagonista de la cinta, me sorprende ver cómo los patrones de comportamientos son tan similares.
Las modulaciones del humor, la confusión, los olvidos constantes, la desconfianza, las discusiones constantes sobre un mismo tema por parte del familiar con demencia. Así como la entrega, el dolor, la frustración y el duelo anticipado del cuidador principal por una enfermedad que es la definición del pesimismo, siempre se pondrá peor.
La película de Zeller es el relato desde la perspectiva del enfermo. Su guion presenta de una manera magistral la confusión que experimenta Anthony, y todos los enfermos de demencia, a la hora de registrar la información que las personas a su alrededor le dan.
Muchas veces, los que vemos la película, lo acompañamos en su frustración. Nos falta información, desconocemos a los personajes, cambian los ambientes, las instrucciones y la información que manejamos, entre muchas otras cosas.
Por esa misma razón, es una película tan importante de ver siendo familiar o cuidador de un paciente neurodegenerativo. El Padre presenta la verdad de una enfermedad muy poco entendida. A diferencia de otras enfermedades, como por ejemplo el cáncer, que sabemos que está allí, la demencia no se presenta de forma tan evidente en un principio.
Asimismo, la hija de Anthony, Anne (interpretada por Olivia Colman), es el reflejo de todos los cuidadores que amamos a nuestro familiar con esta condición. Se encarga en un principio de repetir amorosamente toda la información que le da a su padre; se frustra por los constantes olvidos de cosas tan importantes, como el fallecimiento de su otra hija; se siente mal por no poder mantener una cuidadora en el puesto.
Las palabras duras de su padre respecto a sus actos, las acusaciones de quererle quitar su patrimonio, la duda de las buenas intenciones de su hija, ¿es que acaso todos hemos estado allí?
Además, se enfrenta a una diatriba que todos los cuidadores hemos pasado: entregarse al cuidado exclusivo de su padre enfermo o delegar esta tarea en una institución para seguir adelante con su vida.
Como vemos este metraje desde la perspectiva de Anthony, no sabemos con precisión qué es lo que realmente pasa con la vida amorosa de Anne, pero su frustración traspasa esa barrera y nos llega a todos los cuidadores como un reflejo que parece tan personal, que da miedo.
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Sobre la autora:
Didiana Archila es cuidadora principal de su madre, quien fue diagnosticada con demencia en el año 2015. Los primeros seis años se dedicó a cuidarla desde casa, al tiempo que trabajaba y terminaba su licenciatura en Comunicación Social. Para 2021, tomó la decisión de delegar el cuidado en un centro privado de atención especial en Caracas, Venezuela. Ahora, comparte su experiencia en plataformas sociales con otros familiares de pacientes con enfermedades neurodegenerativas que han encontrado un sentido de comunidad en un tema un tanto desconocido: el cuidador también debe cuidarse.