No solo suaviza las arrugas: inyecciones de Botox pueden reducir la ansiedad hasta un 72%
Un estudio analizó la experiencia de casi 40
Las inyecciones de Botox o toxina botulínica no solo sirven para suavizar y prevenir las arrugas, sino que también podrían reducir la ansiedad hasta en un 72%.
El botox no solo tiene fines estéticos, se inyecta comúnmente para las arrugas, las migrañas, los espasmos musculares, la sudoración excesiva y la incontinencia.
Ahora, los investigadores de la Facultad de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas Skaggs de la Universidad de California, en San Diego, en colaboración con dos médicos de Alemania, pueden haber encontrado un nuevo uso gracias al Sistema de Notificación de Efectos Adversos (FAERS) de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA).
El estudio, que se publicó en la revista Scientific Reports y reseñó Medical Express, analizó la experiencia de casi 40.000 personas sobre lo que les sucedió después del tratamiento con Botox por una variedad de razones.
Encontraron que las personas que recibieron inyecciones de Botox en cuatro sitios diferentes informaron ansiedad significativamente con menos frecuencia que los pacientes que se sometieron a diferentes tratamientos para las mismas afecciones.
Ruben Abagyan, Ph.D., profesor de Farmacia, explicó que inicialmente estaban detectando los efectos adversos diversos para encontrar aquellos efectos secundarios dañinos que no se habían identificado durante los ensayos clínicos.
"Sin embargo, nuestra idea era diferente. ¿Por qué no hacemos lo contrario? ¿Por qué no encontramos efectos beneficiosos?"
Por ello, Abagyan y su equipo buscaron en la base de datos la ausencia o la frecuencia reducida de ansiedad y trastornos relacionados con la ansiedad como una queja de salud, en comparación con un grupo de control, al recibir tratamiento con Botox.
Mediante un algoritmo matemático buscaron las diferencias estadísticamente significativas entre los usuarios de Botox y los pacientes que recibieron diferentes tratamientos para las mismas afecciones.
El riesgo de ansiedad reportado fue de 22% a 72% más bajo en pacientes tratados con Botox en cuatro de las ocho condiciones y sitios de inyección, entre las que se incluyen músculos faciales para uso cosmético; músculos faciales y de la cabeza para la migraña; miembros superiores e inferiores para espasmos y espasticidad; y músculos del cuello para tortícolis.
Abagyan aclaró que para los otros cuatro sitios de inyección, no hubo datos suficientes para intervalos de confianza estadísticamente significativos.
Cabe destacar que los datos utilizados en este estudio no se recopilaron con el propósito de explorar la asociación entre el uso de Botox y la ansiedad exclusivamente.
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