¿Por qué son los maridos, más que los hijos, que ponen nerviosas a las mujeres?
Las esposas suelen sentirse mayormente afectadas por la indiferencia y falta de compromiso de sus parejas que por la fatiga que en sí conlleva la crianza de los hijos
La llegada de uno, dos o hasta tres bebés puede ser sinónimo de felicidad para muchas familias. Sobre todo para aquellas que gustan de la alegría de los niños. Pero esa fortuna puede acabar convirtiéndose en una gran fatiga para la mayoría de las mamás que terminan encargándose solas de todas las responsabilidades del hogar, sintiéndose agobiadas y abandonadas por sus maridos.
Las labores domésticas ya son una tarea bastante cuesta arriba: cocinar, lavar la ropa, limpiar la casa. Pero sumarle a esa faena diaria salir a la calle a trabajar y el cuidado de los más pequeños, hace difícil que no pocas mujeres terminemos por estallar.
Lamentablemente, todavía existen hombres que se desentienden de la obligación que tienen tanto en las tareas domésticas como en el cuidado de los niños, y muchas mujeres no logran soportarlo más, sintiendo emociones negativas hacia sus esposos como nerviosismo.
Es por ello, y por el bienestar de la familia y la relación, y si realmente se quiere salvar esa relación, es que deberán sentarse ambos padres para tratar esta situación y dividir las obligaciones que les pertenecen a los dos.
Una de las recomendaciones es hacer una lista con todas las responsabilidades del hogar, discutirlas, asignarlas, y, a quien le toque asumirlas, hacerlo en su totalidad. Por ejemplo: si al padre le toca la responsabilidad de llevar todas las mañanas a los niños al colegio, deberá hacerlo sin excusas; la madre se exenta de tener que hacer esa tarea, debiendo cumplir otras.
Esta sugerencia ayudará a evitar conflictos y mal entendidos, pero recuerda que la repartición de responsabilidades deberá ser justa, para que no se continúe debilitando la relación.
Asimismo, es necesario resaltar que los padres no están para ayudarnos a las madres con nuestros hijos y el hogar, no; los papás están para compartir ambas tareas tan bien como las hacemos nosotras. Así que si tienen que aprender seguro que lo harán bien. Y nosotras debemos darles todo el espacio para que así lo hagan.
Finalmente, hay algo que nunca podemos dejar que pase en un relación, y es que por nada en el mundo las mujeres debemos convertirnos en las madres de nuestros esposos. Un matrimonio está compuesto por dos adultos con las mismas capacidades, por lo que deben compartir las mismas responsabilidades tanto dentro como fuera del hogar; y más si hay niños de por medio.