Por qué las personas no pueden hacerse cosquillas a sí mismas
Un estudio de la Humboldt-Universität de Berlín, en Alemania, propone que la que las personas no pueden hacerse cosquillas a sí mismas es porque el cerebro envía señales que inhiben las cosquillas cuando nos tocamos nosotros mismos

Los autores examinaron a 12 voluntarios sentados en una silla con las axilas y los pies descalzos, listos para que un compañero que hacía cosquillas pudiera acceder fácilmente a ellos. Crédito: Shutterstock
Las cosquillas son la debilidad, el miedo e incluso el placer de muchísimas personas, pero necesitan una segunda persona que las realice, porque no puedes hacerte cosquillas a ti mismo, pero te has preguntado ¿por qué?
La ciencia se ha encargado de buscar las razones y recientemente un estudio de la Humboldt-Universität de Berlín, en Alemania, publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, midió varios aspectos de la respuesta a las cosquillas en humanos y ha desarrollado una teoría para explicar por qué los humanos no pueden hacerse cosquillas a sí mismos.
Lo primero que señalaron es que la acción de hacer o recibir cosquillas es un comportamiento que no parece tener un propósito.
Destacaron que, además, los humanos no son los únicos mamíferos que las experimentan. También lo hacen los delfines, los chimpancés, los perros e incluso las ratas.
En todos los grupos, la respuesta es casi la misma: hay un momento de percepción seguido de una sonrisa y luego una carcajada.

Los autores examinaron a 12 voluntarios sentados en una silla con las axilas y los pies descalzos, listos para que un compañero que hacía cosquillas pudiera acceder fácilmente a ellos.
Los participantes del experimento tuvieron tiempo para conocerse entre sí y les fueron filmadas la cara y áreas del cuerpo en las que le harían cosquillas.
La primera reacción al hacerles cosquillas fue un cambio en la expresión facial. Una sonrisa comenzó a formarse aproximadamente a los 300 milisegundos, seguida muy de cerca por un cambio en la respiración. Luego, 200 milisegundos después, comenzaron las vocalizaciones, generalmente en forma de risa.
A medida que se producían las cosquillas, los investigadores le pidieron a la persona a la que le hacían cosquillas que calificara qué tan delicadas eran las sensaciones que sentían. Los investigadores encontraron que, como se esperaba, los voluntarios encontraron que los pies eran los que tenían más cosquillas.
También encontraron que a medida que aumentaban los índices de cosquillas, también lo hacía el volumen de la risa.
Una segunda vez, en el siguiente experimento, se le pidió a los voluntarios que se hicieran cosquillas a sí mismos mientras su pareja les hacía cosquillas. Encontraron los investigadores, resultó en una gran reducción del cosquilleo de las cosquillas administradas por su pareja.
Y a pesar de que no están completamente seguros teorizan que la razón por la que las personas no pueden hacerse cosquillas a sí mismas es porque el cerebro envía señales que inhiben las cosquillas cuando nos tocamos.
De lo contrario nos reiríamos tontamente al hacernos cosquillas con los calcetines o rascándonos las axilas.
También te puede interesar:

